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La agricultura ecológica está en pleno auge en España. Con más de 2,6 millones de hectáreas certificadas, nuestro país lidera este modelo sostenible en Europa. Pero ¿Qué implica dedicarse a la producción ecológica? Si estás pensando en emprender en este sector, en este artículo te mostramos las claves para entenderlo mejor y varios consejos prácticos a la hora de dar los primeros pasos.
En esta ocasión hemos preguntado a tres personas dentro del mundo de la producción ecológica. Rafael, un ganadero ecológico que cría cabras de leche en la Comunidad de Madrid, donde produce un queso galardonado en varias ocasiones. Silvia Menéndez, directora del COPAE de Asturias y productora de arándanos nos contará su experiencia desde ambas posiciones. Por último, para tener una perspectiva general del sector hemos contado con la opinión de Diego Granado, secretario general de Ecovalia, una de las más importantes asociaciones profesionales de producción ecológica en España.
¿Qué es la agricultura ecológica?
La agricultura ecológica surge como alternativa a la agricultura convencional y se caracteriza por recurrir a prácticas agrarias que permitan preservar al máximo los recursos naturales y obtener un elevado nivel de biodiversidad. Es cierto que las actividades agrícolas y ganaderas convencionales han avanzado mucho y cada vez se acercan más a los postulados de la producción ecológica, sin embargo, una de sus principales características es que cuenta con una normativa oficial que recoge todas las limitaciones que se autoimpone a la hora de producir alimentos. El cumplimiento de estas normas por parte de los productores, junto con un sistema de certificación e identificación de los alimentos u otros bienes producidos bajo este sistema, les otorga una credibilidad reconocida y valorada entre los consumidores.
Las características básicas de la producción ecológica son las siguientes:
No utilización de productos químicos de síntesis: abonos inorgánicos, productos fitosanitarios (insecticidas, herbicidas, fungicidas, etc.) y antibióticos. Consecuentemente, tampoco se puede recurrir a organismos genéticamente modificados.
Como alternativa al uso de abonos inorgánicos, se recurre al mantenimiento o incremento de la fertilidad y la actividad biológica del suelo mediante el manejo de la materia orgánica. Respecto a la salud de los cultivos, se priman siempre las prácticas agrícolas dirigidas a la prevención de daños. En caso necesario está permitido el uso de una serie de productos fitosanitarios, que son siempre de origen natural pero están sujetos a las mismas condiciones de seguridad que los convencionales.
Al partir de un enfoque más holístico, muchas de las prácticas agronómicas a las que recurre la agricultura ecológica se apoyan y refuerzan entre sí: uso de estiércol como abono, aumento de la biodiversidad mediante asociaciones y rotaciones de cultivos, establecimiento de cubiertas vegetales, abonos verdes, control biológico de plagas, empleo de variedades adaptadas a las condiciones locales, etc.
La producción ganadera está vinculada al suelo disponible y los recursos que este ofrece. También presta una especial atención a la prevención de enfermedades. Para ello se suele recurrir a razas ganaderas autóctonas cuya rusticidad les permite adaptarse a las condiciones adversas del clima y el terreno, en condiciones de baja carga ganadera. Otro aspecto importante es la búsqueda de un alto grado de bienestar animal . Este requisito, además de ser coherente con la filosofía de la producción ecológica es condición casi indispensable para lograr un alto grado de prevención de enfermedades.
Respecto a los productos transformados se restringe al mínimo el uso de aditivos alimentarios.
España, dentro del top ten mundial
España representa el 16,9% de la superficie ecológica y ocupa el séptimo puesto en el ranking de productores ecológicos. Sin embargo, respecto al consumo de productos alimentarios ecológicos representa un 2,1% del consumo mundial, una proporción que se mantiene estable en la última década y que de alguna manera frena el desarrollo del sector.
A nivel europeo, con 2,68 millones de hectáreas inscritas (un 10,95% de la SAU total de España) le pisamos los talones a Francia en cuanto a superficie ecológica y ocupamos el segundo puesto en el podio de la UE por delante de Italia.
Hay productos ecológicos españoles – vino, aceite de oliva, cítricos, frutas y verduras – que se encuentran entre los más valorados en los mercados internacionales. Este es un aspecto importante a tener en cuenta, ya que más del 55 % de la producción ecológica española se destina a la exportación.
Razones para apostar por la agricultura ecológica
Convencimiento propio: Esta suele ser, o debería, la principal motivación para entrar en este sector. Dos directivos de Consejos Reguladores a los que pregunté sobre este punto en un evento organizado por Vida Sana, otra importante asociación en el sector, me dieron la misma respuesta: “que no esperen hacerse rico con esto, ser productor ecológico es complicado y muy vocacional”.
Por tanto, si entre tus objetivos profesionales está trabajar con y para la naturaleza, adelante. La buena noticia es que tampoco se trata de una decisión de todo o nada. En caso de duda, siempre es posible aproximarse desde filosofías de producción cercanas como la agricultura regenerativa o la producción integrada.
Sobre este punto preguntamos a Rafael por los orígenes de su explotación. Junto con su hermano, con el que compartía la idea de lo que supone ser ganadero, recuperaron la actividad familiar en las tierras que conservaban. Su finca, la Suerte Ampanera, posee una zona de monte y recursos suficientes para que su rebaño de cabras pueda salir al campo todos los días. Esta era una situación ideal para criar cabras de raza murciano-granadina en ecológico, un tipo de ganadería que en aquel momento estaba empezando y que convencía mucho más a los hermanos que el modelo imperante de ganadería intensiva.
Demanda creciente: respecto a la demanda de productos ecológicos, se puede ver el vaso medio vacío o medio lleno. El consumo interno de productos ecológicos solo supone el 2,46% del consumo alimentario español; se trata de una cifra pequeña, pero en continuo ascenso que pone de manifiesto el importante margen de crecimiento que presenta el sector.
Conviene considerar también la demanda externa. Además de la importante posición a nivel mundial de nuestros productos, los datos de producción ecológica a nivel mundial de 2021 ponen de manifiesto cómo el crecimiento de la demanda de productos ecológicos continúa estimulando el desarrollo del sector, que alcanza ventas a nivel mundial cercanas a los 125.000 millones de euros, más de 2.500 millones de euros en España.
Subvenciones y apoyo institucional: la Unión Europea otorga un importante papel a este tipo de producción como herramienta para lograr un sistema alimentario sostenible. Así en el marco de la Estrategia «De la Granja a la Mesa» la Comisión Europea se ha fijado como objetivo que para 2030 al menos el 25 % de las tierras agrícolas de la UE dedicadas a la agricultura ecológica.
España, a través del Plan Estratégico de la PAC para el periodo 2023-2027, establece ayudas específicas para agricultura y ganadería ecológicas dentro de las medidas de desarrollo rural. Para éstas se ha destinado una destacable partida presupuestaria que alcanza los 837 millones de euros.
¿Qué cultivos son los más rentables en producción ecológica?
Contar con explotación preexistente suele ser una enorme ventaja inicial, pero en caso contrario, si se puede elegir, ésta es una cuestión muy interesante a tener en cuenta. Para tener una buena perspectiva hemos preguntado a Diego Granado, de la asociación profesional Ecovalia.
Diego nos apunta a productos “que ahora mismo están basados en cultivos económicamente más dinámicos o que también tengan una demanda en mercado”. Los frutos secos están en el primer puesto en cuanto a producción, y en concreto “la almendra ha tenido muy buenos años de precios y, a pesar de los bajones últimos, sigue siendo un cultivo rentable que, de hecho, ha crecido aún sin ayudas”. En general, resultan interesantes los cultivos que suman dos factores: un diferencial de precio importante respecto al convencional y un manejo agronómico maduro bajo los criterios de producción ecológica, en el que los costes son prácticamente los mismos que en producción convencional. Este es el caso claro de los frutos secos, pero ocurre algo similar con los frutales subtropicales, que han crecido mucho también, y el olivar. En este cultivo, el segundo en importancia en cuanto a superficie, el diferencial de precio en circunstancias normales (estos últimos años de sequía se ha igualado un poco) es, según Diego, “unos sesenta céntimos el litro de aceite. Los costes de cultivo son prácticamente los mismos y el rendimiento en un olivar tradicional se mueve en las mismas producciones”.
Las producciones hortícolas también son cultivos rentables, ya que la demanda y la existencia de mercado compensan la elevada inversión que requieren estos productos.
El coste de obtener la certificación ecológica
Obviamente es un paso imprescindible a la hora de vender los productos como ecológicos, ya sea para productores, transformadores o comerciantes de este tipo de productos. Todos ellos deben estar registrados en un organismo o agencia de control, que se encargará de verificar que el operador produce según la normativa ecológica. Estos organismos pueden ser públicos o privados. En España coexisten ambos, aunque prácticamente todas las comunidad autónomas tienen su propio Consejo Regulador de Agricultura Ecológica u organismo público similar.
Para iniciar el proceso de certificación, es necesario registrarse en el Consejo Regulador correspondiente o en una entidad certificadora privada autorizada, lo cual supondrá una serie de costes iniciales - en concepto de tasa de inscripción o realización de auditorías - que dependerán de la región y del tipo de producción.
Si la finca ha sido cultivada de forma convencional, que suele ser lo más habitual, deberás pasar por un período de conversión durante el cual se tienen que cumplir todas las normas establecidas, pero sin poder vender los productos como ecológicos. Por tanto, conviene estar preparado para una primera fase ciertamente difícil.
Según la normativa, la duración del período de conversión depende del tipo de producto ecológico:
- tres años, para cultivos perennes de frutos de bayas, arbóreos y vid
- dos años para cultivos anuales de pastos para rumiantes;
- doce meses, para el pastoreo porcino o de aves de corral.
Cada comunidad tiene sus propias tarifas y condiciones, por lo que es fundamental contactar con el organismo correspondiente para obtener información específica. Aprovechamos para preguntar a Silvia, productora y actualmente presidenta del comité asturiano, sobre la duración de este proceso y nos responde que, como mínimo y en general, dos años.
Una vez obtenida la certificación, hay que pagar una tasa anual para mantenerla. Esta tasa es variable, puede ser por hectárea, por animal, por volumen de producción o por actividad realizada. Cada comité establece la suya y tal como nos cuenta Silvia, aunque no hay un precio fijo uniforme, los comités reguladores “están en la misma sintonía a la hora de cobrar cuotas. Algunos cobran algo más, otros algo menos, pero nos movemos más o menos en un rango muy parecido”. En su caso, como productora de arándanos, “ son 100 euros de cuota a anual por agricultora. Y luego, como envaso mi producto y lo vendo al comercio mayorista y minorista, son otros 100”. Nos aclara que las industrias transformadoras, al pagar por facturación, son las que más contribuyen al funcionamiento diario del COPAE. Gracias al trabajo del personal que se dedica a analizar y cotejar todas las facturas de los productores inscritos, el consumidor puede tener la certeza de que está consumiendo un producto ecológico.
Una formación previa puede ser vital
Contar con una buena formación es fundamental para la actividad agrícola en general, y podría decirse que en la agricultura ecológica resulta más necesario aún, ya que requiere entender y dominar técnicas específicas, como el uso de abonos orgánicos, rotación de cultivos, asociaciones de plantas o sistemas de lucha biológica.
Cada subsector es un mundo y plantea retos distintos, por lo que conocerlos de antemano puede ahorrar sinsabores. Así nos lo confirma Rafael, que cuenta como “cuando empezamos teníamos algo de idea pero mucho menos de la que pensábamos en ese momento”. Reconoce que tenían un poco idealizado este sistema de producción, y comenzar ordeñando a mano, con el desgaste físico que supone, les acabó pasando factura.
Por otra parte, un buen conocimiento de los productos que pueden utilizarse en agricultura ecológica puede evitar problemas serios. El ensayo-error puede llegar a costar dinero, tal como apunta Silvia, que empezó a plantar los arándanos y luego hizo la formación. En una ocasión le vendieron un abono sin certificación ecológica y gracias a los consultores del COPAE que lo vieron antes de que llegara a utilizarlo, se evitó un gran problema.
La inversión inicial y los costes de funcionamiento
A menudo se parte del hecho de que la producción ecológica apenas utiliza insumos, o que los naturales admitidos por el reglamento pueden ser más económicos que los obtenidos por síntesis química. Aun siendo habitualmente cierto, el coste inicial para transformar una finca convencional en ecológica puede ser significativo y conviene diseñar un plan de negocio sólido.
Sin embargo, en ganadería ecológica, el coste del principal insumo, el pienso, supone un coste muy importante. Nos confirma Rafael que “los piensos y los forrajes de producción ecológica son bastante más caros que los convencionales, sobre todo el pienso”.
Para él siempre tienes que invertir, “incluso mucho más de lo que pensabas en un principio. Vas necesitando muchas cosas, precisamente para liberarte un poco tanto del trabajo físico. Por ejemplo las máquinas, que por un lado te solucionan muchas papeletas, pero que también te dan problemas con las averías y otros gastos”. En el caso de Rafael, fueron mejorando la explotación poco a poco, “con la poca rentabilidad que teníamos al principio empezamos por poner una sala de ordeño, comprar un tractor, un generador, luego una instalación solar en condiciones”. Actualmente cita como principales costes, en orden de importancia: la alimentación de los animales, los costes de personal y el combustible.
La clave está en vender
Un buen plan de negocio debe identificar los canales de comercialización que mejor se adapten a tus productos, desde mercados locales hasta exportación. En mi artículo anterior investigo sobre formas de venta que pueden aplicarse a los productos ecológicos. En este punto, la flexibilidad es clave, ya que los mercados y el consumidor también va evolucionando.
Rafael, por ejemplo, nos cuenta que “en un principio había pocos puntos de venta en Madrid para los productos ecológicos, pero según han ido creciendo y nosotros fuimos aumentando el número de animales”.
Barreras actuales y perspectivas de futuro de la producción ecológica
Por último, pedimos a Diego Barrera una perspectiva general del sector en la actualidad y de sus posibilidades de futuro.
Como principal barrera a su expansión cita los falsos mitos y el desconocimiento de la producción ecológica. Según Diego, “esos falsos mitos afectan muchas veces también al propio agricultor a la hora de dar el salto desde la zona de confort de la producción convencional. Temen que les caiga muchísimo la productividad o complicarse la vida con la burocracia. Es necesario tratar de llegar a más productores explicándoles lo que realmente es la producción ecológica y que lo vean con ejemplos prácticos”.
Otra cuestión importante que supone una barrera en la ganadería ecológica es la falta de infraestructuras productivas. Para Diego “tenemos muchos ganaderos, pero una vez que termina la producción en campo, faltan centros de tipificación y mataderos, esos eslabones que conectan al ganadero con el mercado. Esto hace que al final, el ganadero no se termine de lanzar”.
Acerca del futuro de la agricultura ecológica en España en los próximos 5-10 años, Diego afirma que “vamos a seguir creciendo de manera sostenida. Se va a seguir dando un crecimiento en el consumo y también en la producción, que quizás no va a estar tan ligado a las ayudas”. Desde Ecovalia aspiran a que partiendo de las cifras de consumo actual de productos ecológicos se llegue, o al menos se acerque al 10% en este horizonte temporal.
Otra opción de crecimiento y de fuente de oportunidades para los nuevos emprendedores en este sector se encuentra en la innovación. Para Diego, “un camino muy bueno para emprender y explorar es el desarrollo en los inputs que necesita el sector, como son los biofertilizantes y los biopesticidas”. El mundo de los microorganismos al servicio de la producción agrícola se está descubriendo ahora y no solo se limita a la producción ecológica, ya que en agricultura convencional ya se está utilizando.
En resumen
La agricultura ecológica supone una oportunidad para construir un negocio rentable y alineado con unos valores de sostenibilidad cada vez más necesarios y demandados por los ciudadanos actuales.
Si decides dar el paso, prepárate, infórmate y forma parte de un enorme colectivo que está transformando la manera de cultivar y producir alimentos.
¿Estás listo para emprender tu camino en la agricultura ecológica? ¿has comenzado ya este camino? Anímate a compartir tus dudas y experiencias en la comunidad de Avanis.
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Agricultura ecológica en España
Las claves para emprender en un sector en auge
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Caridad Calero
12/12/2024
La agricultura ecológica está en pleno auge en España. Con más de 2,6 millones de hectáreas certificadas, nuestro país lidera este modelo sostenible en Europa. Pero ¿Qué implica dedicarse a la producción ecológica? Si estás pensando en emprender en este sector, en este artículo te mostramos las claves para entenderlo mejor y varios consejos prácticos a la hora de dar los primeros pasos.
En esta ocasión hemos preguntado a tres personas dentro del mundo de la producción ecológica. Rafael, un ganadero ecológico que cría cabras de leche en la Comunidad de Madrid, donde produce un queso galardonado en varias ocasiones. Silvia Menéndez, directora del COPAE de Asturias y productora de arándanos nos contará su experiencia desde ambas posiciones. Por último, para tener una perspectiva general del sector hemos contado con la opinión de Diego Granado, secretario general de Ecovalia, una de las más importantes asociaciones profesionales de producción ecológica en España.
¿Qué es la agricultura ecológica?
La agricultura ecológica surge como alternativa a la agricultura convencional y se caracteriza por recurrir a prácticas agrarias que permitan preservar al máximo los recursos naturales y obtener un elevado nivel de biodiversidad. Es cierto que las actividades agrícolas y ganaderas convencionales han avanzado mucho y cada vez se acercan más a los postulados de la producción ecológica, sin embargo, una de sus principales características es que cuenta con una normativa oficial que recoge todas las limitaciones que se autoimpone a la hora de producir alimentos. El cumplimiento de estas normas por parte de los productores, junto con un sistema de certificación e identificación de los alimentos u otros bienes producidos bajo este sistema, les otorga una credibilidad reconocida y valorada entre los consumidores.
Las características básicas de la producción ecológica son las siguientes:
No utilización de productos químicos de síntesis: abonos inorgánicos, productos fitosanitarios (insecticidas, herbicidas, fungicidas, etc.) y antibióticos. Consecuentemente, tampoco se puede recurrir a organismos genéticamente modificados.
Como alternativa al uso de abonos inorgánicos, se recurre al mantenimiento o incremento de la fertilidad y la actividad biológica del suelo mediante el manejo de la materia orgánica. Respecto a la salud de los cultivos, se priman siempre las prácticas agrícolas dirigidas a la prevención de daños. En caso necesario está permitido el uso de una serie de productos fitosanitarios, que son siempre de origen natural pero están sujetos a las mismas condiciones de seguridad que los convencionales.
Al partir de un enfoque más holístico, muchas de las prácticas agronómicas a las que recurre la agricultura ecológica se apoyan y refuerzan entre sí: uso de estiércol como abono, aumento de la biodiversidad mediante asociaciones y rotaciones de cultivos, establecimiento de cubiertas vegetales, abonos verdes, control biológico de plagas, empleo de variedades adaptadas a las condiciones locales, etc.
La producción ganadera está vinculada al suelo disponible y los recursos que este ofrece. También presta una especial atención a la prevención de enfermedades. Para ello se suele recurrir a razas ganaderas autóctonas cuya rusticidad les permite adaptarse a las condiciones adversas del clima y el terreno, en condiciones de baja carga ganadera. Otro aspecto importante es la búsqueda de un alto grado de bienestar animal . Este requisito, además de ser coherente con la filosofía de la producción ecológica es condición casi indispensable para lograr un alto grado de prevención de enfermedades.
Respecto a los productos transformados se restringe al mínimo el uso de aditivos alimentarios.
España, dentro del top ten mundial
España representa el 16,9% de la superficie ecológica y ocupa el séptimo puesto en el ranking de productores ecológicos. Sin embargo, respecto al consumo de productos alimentarios ecológicos representa un 2,1% del consumo mundial, una proporción que se mantiene estable en la última década y que de alguna manera frena el desarrollo del sector.
A nivel europeo, con 2,68 millones de hectáreas inscritas (un 10,95% de la SAU total de España) le pisamos los talones a Francia en cuanto a superficie ecológica y ocupamos el segundo puesto en el podio de la UE por delante de Italia.
Hay productos ecológicos españoles – vino, aceite de oliva, cítricos, frutas y verduras – que se encuentran entre los más valorados en los mercados internacionales. Este es un aspecto importante a tener en cuenta, ya que más del 55 % de la producción ecológica española se destina a la exportación.
Razones para apostar por la agricultura ecológica
Convencimiento propio: Esta suele ser, o debería, la principal motivación para entrar en este sector. Dos directivos de Consejos Reguladores a los que pregunté sobre este punto en un evento organizado por Vida Sana, otra importante asociación en el sector, me dieron la misma respuesta: “que no esperen hacerse rico con esto, ser productor ecológico es complicado y muy vocacional”.
Por tanto, si entre tus objetivos profesionales está trabajar con y para la naturaleza, adelante. La buena noticia es que tampoco se trata de una decisión de todo o nada. En caso de duda, siempre es posible aproximarse desde filosofías de producción cercanas como la agricultura regenerativa o la producción integrada.
Sobre este punto preguntamos a Rafael por los orígenes de su explotación. Junto con su hermano, con el que compartía la idea de lo que supone ser ganadero, recuperaron la actividad familiar en las tierras que conservaban. Su finca, la Suerte Ampanera, posee una zona de monte y recursos suficientes para que su rebaño de cabras pueda salir al campo todos los días. Esta era una situación ideal para criar cabras de raza murciano-granadina en ecológico, un tipo de ganadería que en aquel momento estaba empezando y que convencía mucho más a los hermanos que el modelo imperante de ganadería intensiva.
Demanda creciente: respecto a la demanda de productos ecológicos, se puede ver el vaso medio vacío o medio lleno. El consumo interno de productos ecológicos solo supone el 2,46% del consumo alimentario español; se trata de una cifra pequeña, pero en continuo ascenso que pone de manifiesto el importante margen de crecimiento que presenta el sector.
Conviene considerar también la demanda externa. Además de la importante posición a nivel mundial de nuestros productos, los datos de producción ecológica a nivel mundial de 2021 ponen de manifiesto cómo el crecimiento de la demanda de productos ecológicos continúa estimulando el desarrollo del sector, que alcanza ventas a nivel mundial cercanas a los 125.000 millones de euros, más de 2.500 millones de euros en España.
Subvenciones y apoyo institucional: la Unión Europea otorga un importante papel a este tipo de producción como herramienta para lograr un sistema alimentario sostenible. Así en el marco de la Estrategia «De la Granja a la Mesa» la Comisión Europea se ha fijado como objetivo que para 2030 al menos el 25 % de las tierras agrícolas de la UE dedicadas a la agricultura ecológica.
España, a través del Plan Estratégico de la PAC para el periodo 2023-2027, establece ayudas específicas para agricultura y ganadería ecológicas dentro de las medidas de desarrollo rural. Para éstas se ha destinado una destacable partida presupuestaria que alcanza los 837 millones de euros.
¿Qué cultivos son los más rentables en producción ecológica?
Contar con explotación preexistente suele ser una enorme ventaja inicial, pero en caso contrario, si se puede elegir, ésta es una cuestión muy interesante a tener en cuenta. Para tener una buena perspectiva hemos preguntado a Diego Granado, de la asociación profesional Ecovalia.
Diego nos apunta a productos “que ahora mismo están basados en cultivos económicamente más dinámicos o que también tengan una demanda en mercado”. Los frutos secos están en el primer puesto en cuanto a producción, y en concreto “la almendra ha tenido muy buenos años de precios y, a pesar de los bajones últimos, sigue siendo un cultivo rentable que, de hecho, ha crecido aún sin ayudas”. En general, resultan interesantes los cultivos que suman dos factores: un diferencial de precio importante respecto al convencional y un manejo agronómico maduro bajo los criterios de producción ecológica, en el que los costes son prácticamente los mismos que en producción convencional. Este es el caso claro de los frutos secos, pero ocurre algo similar con los frutales subtropicales, que han crecido mucho también, y el olivar. En este cultivo, el segundo en importancia en cuanto a superficie, el diferencial de precio en circunstancias normales (estos últimos años de sequía se ha igualado un poco) es, según Diego, “unos sesenta céntimos el litro de aceite. Los costes de cultivo son prácticamente los mismos y el rendimiento en un olivar tradicional se mueve en las mismas producciones”.
Las producciones hortícolas también son cultivos rentables, ya que la demanda y la existencia de mercado compensan la elevada inversión que requieren estos productos.
El coste de obtener la certificación ecológica
Obviamente es un paso imprescindible a la hora de vender los productos como ecológicos, ya sea para productores, transformadores o comerciantes de este tipo de productos. Todos ellos deben estar registrados en un organismo o agencia de control, que se encargará de verificar que el operador produce según la normativa ecológica. Estos organismos pueden ser públicos o privados. En España coexisten ambos, aunque prácticamente todas las comunidad autónomas tienen su propio Consejo Regulador de Agricultura Ecológica u organismo público similar.
Para iniciar el proceso de certificación, es necesario registrarse en el Consejo Regulador correspondiente o en una entidad certificadora privada autorizada, lo cual supondrá una serie de costes iniciales - en concepto de tasa de inscripción o realización de auditorías - que dependerán de la región y del tipo de producción.
Si la finca ha sido cultivada de forma convencional, que suele ser lo más habitual, deberás pasar por un período de conversión durante el cual se tienen que cumplir todas las normas establecidas, pero sin poder vender los productos como ecológicos. Por tanto, conviene estar preparado para una primera fase ciertamente difícil.
Según la normativa, la duración del período de conversión depende del tipo de producto ecológico:
- tres años, para cultivos perennes de frutos de bayas, arbóreos y vid
- dos años para cultivos anuales de pastos para rumiantes;
- doce meses, para el pastoreo porcino o de aves de corral.
Cada comunidad tiene sus propias tarifas y condiciones, por lo que es fundamental contactar con el organismo correspondiente para obtener información específica. Aprovechamos para preguntar a Silvia, productora y actualmente presidenta del comité asturiano, sobre la duración de este proceso y nos responde que, como mínimo y en general, dos años.
Una vez obtenida la certificación, hay que pagar una tasa anual para mantenerla. Esta tasa es variable, puede ser por hectárea, por animal, por volumen de producción o por actividad realizada. Cada comité establece la suya y tal como nos cuenta Silvia, aunque no hay un precio fijo uniforme, los comités reguladores “están en la misma sintonía a la hora de cobrar cuotas. Algunos cobran algo más, otros algo menos, pero nos movemos más o menos en un rango muy parecido”. En su caso, como productora de arándanos, “ son 100 euros de cuota a anual por agricultora. Y luego, como envaso mi producto y lo vendo al comercio mayorista y minorista, son otros 100”. Nos aclara que las industrias transformadoras, al pagar por facturación, son las que más contribuyen al funcionamiento diario del COPAE. Gracias al trabajo del personal que se dedica a analizar y cotejar todas las facturas de los productores inscritos, el consumidor puede tener la certeza de que está consumiendo un producto ecológico.
Una formación previa puede ser vital
Contar con una buena formación es fundamental para la actividad agrícola en general, y podría decirse que en la agricultura ecológica resulta más necesario aún, ya que requiere entender y dominar técnicas específicas, como el uso de abonos orgánicos, rotación de cultivos, asociaciones de plantas o sistemas de lucha biológica.
Cada subsector es un mundo y plantea retos distintos, por lo que conocerlos de antemano puede ahorrar sinsabores. Así nos lo confirma Rafael, que cuenta como “cuando empezamos teníamos algo de idea pero mucho menos de la que pensábamos en ese momento”. Reconoce que tenían un poco idealizado este sistema de producción, y comenzar ordeñando a mano, con el desgaste físico que supone, les acabó pasando factura.
Por otra parte, un buen conocimiento de los productos que pueden utilizarse en agricultura ecológica puede evitar problemas serios. El ensayo-error puede llegar a costar dinero, tal como apunta Silvia, que empezó a plantar los arándanos y luego hizo la formación. En una ocasión le vendieron un abono sin certificación ecológica y gracias a los consultores del COPAE que lo vieron antes de que llegara a utilizarlo, se evitó un gran problema.
La inversión inicial y los costes de funcionamiento
A menudo se parte del hecho de que la producción ecológica apenas utiliza insumos, o que los naturales admitidos por el reglamento pueden ser más económicos que los obtenidos por síntesis química. Aun siendo habitualmente cierto, el coste inicial para transformar una finca convencional en ecológica puede ser significativo y conviene diseñar un plan de negocio sólido.
Sin embargo, en ganadería ecológica, el coste del principal insumo, el pienso, supone un coste muy importante. Nos confirma Rafael que “los piensos y los forrajes de producción ecológica son bastante más caros que los convencionales, sobre todo el pienso”.
Para él siempre tienes que invertir, “incluso mucho más de lo que pensabas en un principio. Vas necesitando muchas cosas, precisamente para liberarte un poco tanto del trabajo físico. Por ejemplo las máquinas, que por un lado te solucionan muchas papeletas, pero que también te dan problemas con las averías y otros gastos”. En el caso de Rafael, fueron mejorando la explotación poco a poco, “con la poca rentabilidad que teníamos al principio empezamos por poner una sala de ordeño, comprar un tractor, un generador, luego una instalación solar en condiciones”. Actualmente cita como principales costes, en orden de importancia: la alimentación de los animales, los costes de personal y el combustible.
La clave está en vender
Un buen plan de negocio debe identificar los canales de comercialización que mejor se adapten a tus productos, desde mercados locales hasta exportación. En mi artículo anterior investigo sobre formas de venta que pueden aplicarse a los productos ecológicos. En este punto, la flexibilidad es clave, ya que los mercados y el consumidor también va evolucionando.
Rafael, por ejemplo, nos cuenta que “en un principio había pocos puntos de venta en Madrid para los productos ecológicos, pero según han ido creciendo y nosotros fuimos aumentando el número de animales”.
Barreras actuales y perspectivas de futuro de la producción ecológica
Por último, pedimos a Diego Barrera una perspectiva general del sector en la actualidad y de sus posibilidades de futuro.
Como principal barrera a su expansión cita los falsos mitos y el desconocimiento de la producción ecológica. Según Diego, “esos falsos mitos afectan muchas veces también al propio agricultor a la hora de dar el salto desde la zona de confort de la producción convencional. Temen que les caiga muchísimo la productividad o complicarse la vida con la burocracia. Es necesario tratar de llegar a más productores explicándoles lo que realmente es la producción ecológica y que lo vean con ejemplos prácticos”.
Otra cuestión importante que supone una barrera en la ganadería ecológica es la falta de infraestructuras productivas. Para Diego “tenemos muchos ganaderos, pero una vez que termina la producción en campo, faltan centros de tipificación y mataderos, esos eslabones que conectan al ganadero con el mercado. Esto hace que al final, el ganadero no se termine de lanzar”.
Acerca del futuro de la agricultura ecológica en España en los próximos 5-10 años, Diego afirma que “vamos a seguir creciendo de manera sostenida. Se va a seguir dando un crecimiento en el consumo y también en la producción, que quizás no va a estar tan ligado a las ayudas”. Desde Ecovalia aspiran a que partiendo de las cifras de consumo actual de productos ecológicos se llegue, o al menos se acerque al 10% en este horizonte temporal.
Otra opción de crecimiento y de fuente de oportunidades para los nuevos emprendedores en este sector se encuentra en la innovación. Para Diego, “un camino muy bueno para emprender y explorar es el desarrollo en los inputs que necesita el sector, como son los biofertilizantes y los biopesticidas”. El mundo de los microorganismos al servicio de la producción agrícola se está descubriendo ahora y no solo se limita a la producción ecológica, ya que en agricultura convencional ya se está utilizando.
En resumen
La agricultura ecológica supone una oportunidad para construir un negocio rentable y alineado con unos valores de sostenibilidad cada vez más necesarios y demandados por los ciudadanos actuales.
Si decides dar el paso, prepárate, infórmate y forma parte de un enorme colectivo que está transformando la manera de cultivar y producir alimentos.
¿Estás listo para emprender tu camino en la agricultura ecológica? ¿has comenzado ya este camino? Anímate a compartir tus dudas y experiencias en la comunidad de Avanis.
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