El Boletín Fitosanitario de Avisos e Informaciones de la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural de Castilla-La Mancha ha puesto en alerta sobre la presencia del barrenillo del olivo, una plaga común en los olivares cuyos daños suelen pasar desapercibidos o ser mínimos.

Esta plaga, cuya incidencia es mayor en olivares cercanos a pueblos y leñeras mal almacenadas, así como en árboles afectados por otras condiciones fitosanitarias, pasa el invierno en estado adulto, alojándose en galerías en las axilas de las ramas, yemas, hojas y pedúnculos de frutos. Con la llegada del final del invierno y días templados, el barrenillo se dirige a los restos de poda o a los olivos más débiles para realizar la puesta.

Dada la importancia de este tema, especialmente en una región con una gran producción de aceite de oliva como Castilla-La Mancha, se están llevando a cabo trabajos de poda en la mayoría de las comarcas. Para controlar el barrenillo, es fundamental un manejo adecuado de los restos de poda de manera colectiva.

En la región, existe una legislación específica que requiere la quema de los restos de poda antes de la emergencia de los jóvenes barrenillos o el almacenamiento de la madera en lugares cerrados, a menos que se opte por su trituración.

Algunas consideraciones importantes incluyen llevar la madera de poda a un lugar cerrado de inmediato si se pretende aprovecharla, destruir la leña antes de la emergencia de la nueva generación del barrenillo, podar y retirar ramas dañadas antes de la salida de los adultos, y tener precaución con la trituración de los restos de poda, especialmente en olivares con problemas de verticilosis.

Estas medidas buscan controlar la población del barrenillo del olivo y proteger los cultivos de olivos en la región, asegurando así la salud y la productividad de este importante sector agrícola.

Imagen: Cooperativa El Progreso