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¿Qué son los productos biológicos?

 

Los productos biológicos son compuestos obtenidos a partir de microorganismos vivos (como bacterias u hongos) cuya aplicación mejora la productividad de los cultivos. Así, se pueden emplear para mejorar la fertilidad del suelo (biofertilizantes), para optimizar su rendimiento (bioestimulantes) o para controlar plagas (bioprotectores), ya sea en agricultura convencional, orgánica o ecológica.

 

Estos tres tipos de productos están diseñados para crear un efecto integral en el cultivo desde una perspectiva sostenible y regenerativa, mejorando el equilibrio del suelo. Y es que los insumos biológicos hacen mucho más que aumentar la disponibilidad de nutrientes de cada planta. Entre otras ventajas, al tratarse de productos naturales, promueven la salud del cultivo y fomentan la protección del suelo, garantizando un uso más eficiente del agua y ayudando a las plantas a resistir mejor las situaciones de estrés.

 

Para ningún agricultor resulta nuevo que los productos biológicos, por sí solos, no son mágicos y no solucionan los retos a los que se enfrenta el campo. Si bien es necesario combinar su utilización con otras técnicas, como el análisis del suelo o la rotación de cultivos, los biológicos sí pueden ser una herramienta clave para maximizar la producción.

 

El mercado de biológicos: crecimiento constante

 

A nivel mundial, el mercado de productos biológicos agrícolas alcanzó los 7 mil millones de dólares en 2023 y se espera que llegue hasta los 15 mil millones en 2028. Esto significa un crecimiento anual del 15,20%, tal y como apunta el estudio de Mordor Intelligence. En Europa, el mercado se cifró en 9 mil millones de dólares en 2024, con una perspectiva de crecimiento hasta los 14 mil millones en 2029.

 

Si bien Estados Unidos es el mayor mercado, España se está colocando como uno de los mayores compradores de estos bioinsumos al ser uno de los productores referentes en agricultura ecológica dentro de la Unión Europea, con más de 3 millones de hectáreas dedicadas a ecológico. Esto se traduce en que el 12,5% de la superficie agrícola española ya es ecológica y el objetivo para 2030 es que esa cifra aumente hasta el 25%.

 

Aunque no existen cifras exactas de las ventas de bioprotectores, sí es oficial que los bioestimulantes ya alcanzan la cifra de 83 millones de euros en España, con un crecimiento en facturación del 4,4% después de más de cinco años en positivo. En el caso de los biofertilizantes, se estima que se acercan a los 100 millones de euros, aunque esta cifra es una aproximación y puede variar según diferentes factores.

 

Legislación actual en España y la Unión Europea

 

La legislación sobre productos biológicos para la agricultura en España se basa en un marco normativo europeo, complementado por regulaciones nacionales y autonómicas. Es cierto que estas normativas son diferentes para los productos fertilizantes y para los fitosanitarios, pues en los primeros coexisten la legislación española y la europea y en los segundos, solo la europea.

 

Fertilizantes, biofertilizantes y bioestimulantes

 

Reglamento Europeo de Fertilizantes y Bioestimulantes

 

El Reglamento (UE) 2019/1009 establece el marco jurídico común para la comercialización de fertilizantes y bioestimulantes en el mercado europeo. Esta normativa define de forma clara los requisitos para los productos con funciones bioestimulantes, clasificándolos en Categorías Funcionales de Productos (CFP) –CFP 6A  Bioestimulantes microbianos y CFP 6B Bioestimulantes no microbianos– y exigiendo su evaluación de conformidad por parte de un organismo acreditado. Esta evaluación debe demostrar tanto la eficacia como la seguridad del producto para que pueda ser comercializados bajo dicha categoría.

 

Ley Nacional de Fertilizantes

 

En el contexto jurídico español, la normativa aplicable a los productos fertilizantes se encuentra regulada por el Real Decreto 999/2017. Este establece los criterios técnicos y administrativos que deben cumplir dichos productos para su puesta en el mercado, incluyendo aspectos relativos a su composición, etiquetado, envasado y seguridad.

 

Cabe destacar que el término ‘bioestimulante’ no se encuentra expresamente recogido en esta normativa. No obstante, el decreto contempla el grupo 4, ‘Otros abonos y productos especiales’, en el que se abarcan productos como aminoácidos, ácidos húmicos, extractos de algas y productos a base de silicio. El grupo 4.4, ‘Productos especiales basados en microorganismos’, por su lado, permite la inclusión de biofertilizantes que contienen microorganismos beneficiosos. Estos productos deben ser inscritos en el Registro de Productos Fertilizantes y cumplir con requisitos específicos de eficacia y seguridad. Se prevé que futuras revisiones del marco legal nacional incorporen de forma explícita el concepto de ‘bioestimulante’, con el objetivo de alinearse con la legislación vigente a nivel comunitario.

 

Fitosanitarios y bioprotectores

 

Reglamento Europeo de Fitosanitarios:

 

El Reglamento (UE) nº 1107/2009 establece las disposiciones relativas a la comercialización de productos fitosanitarios dentro del territorio de la Unión Europea, y en él se incluyen los bioprotectoras. Entre sus disposiciones, el reglamento cuenta con la categoría de ‘productos fitosanitarios de bajo riesgo’, definidos como aquellos cuya utilización implica un riesgo significativamente reducido para la salud humana, animal y el medio ambiente. En este sentido, numerosos productos de origen biológico pueden ajustarse a dicha categoría, siempre que cumplan con los criterios establecidos en la legislación.

 

A nivel español, los bioprotectores, al incluirse dentro de los productos fitosanitarios, están regulados por el Real Decreto 1311/2012, que establece el marco para el uso sostenible de los productos fitosanitarios en España. Este decreto promueve la reducción de riesgos y efectos de los productos fitosanitarios en la salud humana y el medio ambiente.

 

Productos para agricultura ecológica 

 

El Reglamento (UE) 2018/848, activo desde el 1 de enero de 2022, establece las normas sobre producción ecológica y etiquetado, reemplazando al anterior Reglamento (CE) 834/2007. Con disposiciones sobre producción, almacenamiento, transformación, transporte, venta, etiquetado, control e intercambios con terceros países, es la norma base sobre la que se extienden reglamentos complementarios. Entre ellos, existen reglamentos de ejecución y delegados que detallan aspectos más específicos como la autorización de productos y sustancias para uso en producción ecológica o como la producción con material de reproducción vegetal heterogéneo.

 

Si nos centramos en la producción de alimentos ecológicos, Europa no permite el uso de abonos, pesticidas o herbicidas de síntesis, ni la aplicación preventiva o habitual de medicamentos alopáticos. Además, también está prohibido el uso de organismos genéticamente modificados (OGM). Por ello, la UE promueve el uso de técnicas y sustancias naturales, así como métodos de producción sostenibles, que respeten el medio ambiente y el bienestar animal. En todo este contexto, los productos biológicos encajan a la perfección. 

 

A nivel nacional, el control y certificación de la producción ecológica corresponde a las Comunidades Autónomas, que designan autoridades u organismos de control, ya sean públicos o privados, para supervisar y certificar las actividades relacionadas.

 

Tendencias de futuro 

 

En un contexto en el que los costes de la aplicación de fertilizantes y pesticidas químicos no paran de aumentar, y gracias a un mayor apoyo gubernamental hacia las producciones de base biológica –impulsadas especialmente por el Pacto Verde Europeo–, estos productos biológicos se perfilan como herramientas estratégicas para una agricultura más resiliente, eficiente y respetuosa con el medio ambiente.

 

Los cambios normativos, la innovación tecnológica y la presión social y ambiental hacia una agricultura más sostenible y una mayor demanda de alimentos orgánicos hace prever un crecimiento del mercado de productos biológicos muy potente: entre un 8 y un 10% anual en los próximos años.

 

En este mercado, las tendencias de investigación y de producto se perfilan en las siguientes categorías:

 

Biotecnología microbiana avanzada

 

El estudio del microbioma de la rizosfera (el espacio contiguo a las raíces de las plantas), en el que la industria ha centrado gran parte de sus esfuerzos, ha revelado comunidades microbianas clave para la salud vegetal. A partir de estos conocimientos, se han podido diseñar consorcios microbianos sintéticos que mimetizan interacciones naturales beneficiosas, maximizando la eficiencia en el uso de nutrientes y la resistencia a enfermedades.

 

En este marco, los grandes actores de la industria de insumos han jugado y jugarán un papel fundamental en la creación de nuevas generaciones de productos basados en microorganismos más específicos y eficientes, ya sea a través de microbiomas, extractos vegetales, compuestos marinos o señales moleculares.

 

Precisamente en este último punto, se está investigando sobre el uso de moléculas señalizadoras como oligosacáridos, péptidos bioactivos, ARN interferente (RNAi) o compuestos derivados de algas u hongos para activar defensas naturales o mejorar el metabolismo vegetal.

 

Biología sintética y edición genética

 

En este sentido, se están desarrollando productos basados en microorganismos seleccionados mediante herramientas de biología molecular, como la secuenciación genómica de alto rendimiento (NGS), la metagenómica o la transcriptómica.

 

Estas técnicas permiten identificar cepas con propiedades específicas como pueden ser la fijación de nitrógeno, la solubilización de fósforo, la producción de hormonas vegetales o el antagonismo frente a los patógenos. Buenos ejemplos de ello son el uso de Bacillus spp. y Trichoderma spp. optimizados para condiciones de estrés abiótico propiciados por fenómenos como la sequía o la salinidad.

 

Concretamente, la edición genómica mediante tecnologías como CRISPR-Cas9 se está explorando para mejorar cepas microbianas que permitan, entre otras opciones, aumentar la producción de metabolitos beneficiosos o la tolerancia a condiciones adversas.

 

Nanotecnología y formulación avanzada

 

El uso de nanopartículas permite formular productos biológicos más estables y solubles, controlando la liberación del principio activo, mejorando su absorción por la planta y prolongando su actividad. Actualmente, es común el uso de nanopartículas de silicio o aluminio para encapsular y liberar de forma controlada biopesticidas, lo que mejora la protección contra plagas y evita los efectos tóxicos emitidos al medio ambiente.

 

El futuro de todo ello pasa por la liberación inteligente, aunque ya es habitual que las nanopartículas lipídicas o poliméricas de los biofertilizantes faciliten la liberación de su contenido solo cuando las condiciones de su entorno, como el pH o la humedad, son óptimas, con el objetivo de activar el bioactivo en el momento correcto. Es lo que ocurre, por ejemplo, cuando un biofertilizante llega a la rizosfera de la planta.

 

Agricultura digital y aplicación de precisión

 

La aplicación de tecnologías como la inteligencia artificial (IA), el big data o la genómica podrán ser de gran ayuda para desarrollar productos personalizados que se adapten a las condiciones y necesidades particulares de cada parcela. Sensores, drones, imágenes satelitales y herramientas de IA permiten una aplicación localizada y eficiente de bioestimulantes o biopesticidas.

 

Por ejemplo, el monitoreo de las respuestas fisiológicas de los cultivos mediante sistemas de fenotipado de plantas digital facilita el ajuste de las dosis y los tiempos de aplicación con una precisión mucho mayor.

 

Con todo ello, el futuro de los productos biológicos en agricultura es muy prometedor y España, uno de los líderes europeos en producción agrícola, será uno de sus mercados clave. Nuestro país está aumentando progresivamente el uso de productos biológicos, especialmente en cultivos de alto valor como hortícolas, frutales y viñedos, y los está convirtiendo en una herramienta esencial en la rentabilidad y sostenibilidad de los sistemas agrícolas.

 

8/07/25 6:47
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Mercado de productos biológicos en agricultura: legislación y tendencias

Los biológicos ayudan a lograr más producción con un menor impacto sobre los suelos, el agua y la biodiversidad

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A paragraph is a self-contained unit of a discourse in writing dealing with a particular point or idea. Paragraphs are usually an expected part of formal writing, used to organize longer prose.

WC - Comunidad - Autor - Fecha

Nina Jareño

08/07/2025

6 minutos
de lectura
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¿Qué son los productos biológicos?

 

Los productos biológicos son compuestos obtenidos a partir de microorganismos vivos (como bacterias u hongos) cuya aplicación mejora la productividad de los cultivos. Así, se pueden emplear para mejorar la fertilidad del suelo (biofertilizantes), para optimizar su rendimiento (bioestimulantes) o para controlar plagas (bioprotectores), ya sea en agricultura convencional, orgánica o ecológica.

 

Estos tres tipos de productos están diseñados para crear un efecto integral en el cultivo desde una perspectiva sostenible y regenerativa, mejorando el equilibrio del suelo. Y es que los insumos biológicos hacen mucho más que aumentar la disponibilidad de nutrientes de cada planta. Entre otras ventajas, al tratarse de productos naturales, promueven la salud del cultivo y fomentan la protección del suelo, garantizando un uso más eficiente del agua y ayudando a las plantas a resistir mejor las situaciones de estrés.

 

Para ningún agricultor resulta nuevo que los productos biológicos, por sí solos, no son mágicos y no solucionan los retos a los que se enfrenta el campo. Si bien es necesario combinar su utilización con otras técnicas, como el análisis del suelo o la rotación de cultivos, los biológicos sí pueden ser una herramienta clave para maximizar la producción.

 

El mercado de biológicos: crecimiento constante

 

A nivel mundial, el mercado de productos biológicos agrícolas alcanzó los 7 mil millones de dólares en 2023 y se espera que llegue hasta los 15 mil millones en 2028. Esto significa un crecimiento anual del 15,20%, tal y como apunta el estudio de Mordor Intelligence. En Europa, el mercado se cifró en 9 mil millones de dólares en 2024, con una perspectiva de crecimiento hasta los 14 mil millones en 2029.

 

Si bien Estados Unidos es el mayor mercado, España se está colocando como uno de los mayores compradores de estos bioinsumos al ser uno de los productores referentes en agricultura ecológica dentro de la Unión Europea, con más de 3 millones de hectáreas dedicadas a ecológico. Esto se traduce en que el 12,5% de la superficie agrícola española ya es ecológica y el objetivo para 2030 es que esa cifra aumente hasta el 25%.

 

Aunque no existen cifras exactas de las ventas de bioprotectores, sí es oficial que los bioestimulantes ya alcanzan la cifra de 83 millones de euros en España, con un crecimiento en facturación del 4,4% después de más de cinco años en positivo. En el caso de los biofertilizantes, se estima que se acercan a los 100 millones de euros, aunque esta cifra es una aproximación y puede variar según diferentes factores.

 

Legislación actual en España y la Unión Europea

 

La legislación sobre productos biológicos para la agricultura en España se basa en un marco normativo europeo, complementado por regulaciones nacionales y autonómicas. Es cierto que estas normativas son diferentes para los productos fertilizantes y para los fitosanitarios, pues en los primeros coexisten la legislación española y la europea y en los segundos, solo la europea.

 

Fertilizantes, biofertilizantes y bioestimulantes

 

Reglamento Europeo de Fertilizantes y Bioestimulantes

 

El Reglamento (UE) 2019/1009 establece el marco jurídico común para la comercialización de fertilizantes y bioestimulantes en el mercado europeo. Esta normativa define de forma clara los requisitos para los productos con funciones bioestimulantes, clasificándolos en Categorías Funcionales de Productos (CFP) –CFP 6A  Bioestimulantes microbianos y CFP 6B Bioestimulantes no microbianos– y exigiendo su evaluación de conformidad por parte de un organismo acreditado. Esta evaluación debe demostrar tanto la eficacia como la seguridad del producto para que pueda ser comercializados bajo dicha categoría.

 

Ley Nacional de Fertilizantes

 

En el contexto jurídico español, la normativa aplicable a los productos fertilizantes se encuentra regulada por el Real Decreto 999/2017. Este establece los criterios técnicos y administrativos que deben cumplir dichos productos para su puesta en el mercado, incluyendo aspectos relativos a su composición, etiquetado, envasado y seguridad.

 

Cabe destacar que el término ‘bioestimulante’ no se encuentra expresamente recogido en esta normativa. No obstante, el decreto contempla el grupo 4, ‘Otros abonos y productos especiales’, en el que se abarcan productos como aminoácidos, ácidos húmicos, extractos de algas y productos a base de silicio. El grupo 4.4, ‘Productos especiales basados en microorganismos’, por su lado, permite la inclusión de biofertilizantes que contienen microorganismos beneficiosos. Estos productos deben ser inscritos en el Registro de Productos Fertilizantes y cumplir con requisitos específicos de eficacia y seguridad. Se prevé que futuras revisiones del marco legal nacional incorporen de forma explícita el concepto de ‘bioestimulante’, con el objetivo de alinearse con la legislación vigente a nivel comunitario.

 

Fitosanitarios y bioprotectores

 

Reglamento Europeo de Fitosanitarios:

 

El Reglamento (UE) nº 1107/2009 establece las disposiciones relativas a la comercialización de productos fitosanitarios dentro del territorio de la Unión Europea, y en él se incluyen los bioprotectoras. Entre sus disposiciones, el reglamento cuenta con la categoría de ‘productos fitosanitarios de bajo riesgo’, definidos como aquellos cuya utilización implica un riesgo significativamente reducido para la salud humana, animal y el medio ambiente. En este sentido, numerosos productos de origen biológico pueden ajustarse a dicha categoría, siempre que cumplan con los criterios establecidos en la legislación.

 

A nivel español, los bioprotectores, al incluirse dentro de los productos fitosanitarios, están regulados por el Real Decreto 1311/2012, que establece el marco para el uso sostenible de los productos fitosanitarios en España. Este decreto promueve la reducción de riesgos y efectos de los productos fitosanitarios en la salud humana y el medio ambiente.

 

Productos para agricultura ecológica 

 

El Reglamento (UE) 2018/848, activo desde el 1 de enero de 2022, establece las normas sobre producción ecológica y etiquetado, reemplazando al anterior Reglamento (CE) 834/2007. Con disposiciones sobre producción, almacenamiento, transformación, transporte, venta, etiquetado, control e intercambios con terceros países, es la norma base sobre la que se extienden reglamentos complementarios. Entre ellos, existen reglamentos de ejecución y delegados que detallan aspectos más específicos como la autorización de productos y sustancias para uso en producción ecológica o como la producción con material de reproducción vegetal heterogéneo.

 

Si nos centramos en la producción de alimentos ecológicos, Europa no permite el uso de abonos, pesticidas o herbicidas de síntesis, ni la aplicación preventiva o habitual de medicamentos alopáticos. Además, también está prohibido el uso de organismos genéticamente modificados (OGM). Por ello, la UE promueve el uso de técnicas y sustancias naturales, así como métodos de producción sostenibles, que respeten el medio ambiente y el bienestar animal. En todo este contexto, los productos biológicos encajan a la perfección. 

 

A nivel nacional, el control y certificación de la producción ecológica corresponde a las Comunidades Autónomas, que designan autoridades u organismos de control, ya sean públicos o privados, para supervisar y certificar las actividades relacionadas.

 

Tendencias de futuro 

 

En un contexto en el que los costes de la aplicación de fertilizantes y pesticidas químicos no paran de aumentar, y gracias a un mayor apoyo gubernamental hacia las producciones de base biológica –impulsadas especialmente por el Pacto Verde Europeo–, estos productos biológicos se perfilan como herramientas estratégicas para una agricultura más resiliente, eficiente y respetuosa con el medio ambiente.

 

Los cambios normativos, la innovación tecnológica y la presión social y ambiental hacia una agricultura más sostenible y una mayor demanda de alimentos orgánicos hace prever un crecimiento del mercado de productos biológicos muy potente: entre un 8 y un 10% anual en los próximos años.

 

En este mercado, las tendencias de investigación y de producto se perfilan en las siguientes categorías:

 

Biotecnología microbiana avanzada

 

El estudio del microbioma de la rizosfera (el espacio contiguo a las raíces de las plantas), en el que la industria ha centrado gran parte de sus esfuerzos, ha revelado comunidades microbianas clave para la salud vegetal. A partir de estos conocimientos, se han podido diseñar consorcios microbianos sintéticos que mimetizan interacciones naturales beneficiosas, maximizando la eficiencia en el uso de nutrientes y la resistencia a enfermedades.

 

En este marco, los grandes actores de la industria de insumos han jugado y jugarán un papel fundamental en la creación de nuevas generaciones de productos basados en microorganismos más específicos y eficientes, ya sea a través de microbiomas, extractos vegetales, compuestos marinos o señales moleculares.

 

Precisamente en este último punto, se está investigando sobre el uso de moléculas señalizadoras como oligosacáridos, péptidos bioactivos, ARN interferente (RNAi) o compuestos derivados de algas u hongos para activar defensas naturales o mejorar el metabolismo vegetal.

 

Biología sintética y edición genética

 

En este sentido, se están desarrollando productos basados en microorganismos seleccionados mediante herramientas de biología molecular, como la secuenciación genómica de alto rendimiento (NGS), la metagenómica o la transcriptómica.

 

Estas técnicas permiten identificar cepas con propiedades específicas como pueden ser la fijación de nitrógeno, la solubilización de fósforo, la producción de hormonas vegetales o el antagonismo frente a los patógenos. Buenos ejemplos de ello son el uso de Bacillus spp. y Trichoderma spp. optimizados para condiciones de estrés abiótico propiciados por fenómenos como la sequía o la salinidad.

 

Concretamente, la edición genómica mediante tecnologías como CRISPR-Cas9 se está explorando para mejorar cepas microbianas que permitan, entre otras opciones, aumentar la producción de metabolitos beneficiosos o la tolerancia a condiciones adversas.

 

Nanotecnología y formulación avanzada

 

El uso de nanopartículas permite formular productos biológicos más estables y solubles, controlando la liberación del principio activo, mejorando su absorción por la planta y prolongando su actividad. Actualmente, es común el uso de nanopartículas de silicio o aluminio para encapsular y liberar de forma controlada biopesticidas, lo que mejora la protección contra plagas y evita los efectos tóxicos emitidos al medio ambiente.

 

El futuro de todo ello pasa por la liberación inteligente, aunque ya es habitual que las nanopartículas lipídicas o poliméricas de los biofertilizantes faciliten la liberación de su contenido solo cuando las condiciones de su entorno, como el pH o la humedad, son óptimas, con el objetivo de activar el bioactivo en el momento correcto. Es lo que ocurre, por ejemplo, cuando un biofertilizante llega a la rizosfera de la planta.

 

Agricultura digital y aplicación de precisión

 

La aplicación de tecnologías como la inteligencia artificial (IA), el big data o la genómica podrán ser de gran ayuda para desarrollar productos personalizados que se adapten a las condiciones y necesidades particulares de cada parcela. Sensores, drones, imágenes satelitales y herramientas de IA permiten una aplicación localizada y eficiente de bioestimulantes o biopesticidas.

 

Por ejemplo, el monitoreo de las respuestas fisiológicas de los cultivos mediante sistemas de fenotipado de plantas digital facilita el ajuste de las dosis y los tiempos de aplicación con una precisión mucho mayor.

 

Con todo ello, el futuro de los productos biológicos en agricultura es muy prometedor y España, uno de los líderes europeos en producción agrícola, será uno de sus mercados clave. Nuestro país está aumentando progresivamente el uso de productos biológicos, especialmente en cultivos de alto valor como hortícolas, frutales y viñedos, y los está convirtiendo en una herramienta esencial en la rentabilidad y sostenibilidad de los sistemas agrícolas.

 

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