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El consumo mundial de vino se habría situado en 221 millones de hectolitros en 2023, según las estimaciones de la Organización Mundial de la Viña y el Vino (OIV). De confirmarse ese volumen, supondría una caída del 2,6% respecto a la ya corta cifra del año anterior y sería la más baja desde 1996. El repunte de los costes de producción y distribución, impulsado por las presiones inflacionistas, provocó un aumento de los precios del vino al consumidor, que ya afrontaba una disminución de su poder adquisitivo.
De acuerdo con los datos de la OIV, el consumo mundial de vino está a la baja desde 2018. En 2021, con la relajación de las restricciones derivadas de la pandemia de Covid-19 en 2020, se registró un repunte. Sin embargo, en 2022, las tensiones geopolíticas, en particular el conflicto en Ucrania, y las posteriores crisis energéticas, junto con las interrupciones de la cadena de suministro mundial, dieron lugar a un aumento de los costes de producción y distribución, que a su vez provocaron una subida significativa de los precios para los consumidores, lo que frenó la demanda global. Ese contexto se mantuvo el año pasado, lo que dio lugar a una nueva caída del consumo.
Sin embargo, la evolución del consumo no fue la misma en todos los países. En España, por ejemplo, se registró un ligero incremento del 1,7%, con lo que se elevó a 9,8 millones de hectolitros frente a los 9,6 millones del año anterior (aunque no se recuperaron los 10,3 millones de 2021). También aumentó en Rusia o Brasil. Por el contrario, disminuyó en los principales países consumidores: Estados Unidos, Francia, Italia, Alemania y el Reino Unido.
La producción mundial de vino también fue el año pasado históricamente baja. La OIV estima que se situó en 237 millones de hectolitros, un 9,6% menos que en 2022 y la más corta desde 1961. Las condiciones climáticas extremas y las enfermedades generalizadas afectaron gravemente a muchos viñedos de todo el mundo, favoreciendo este resultado. España fue uno de los países que contribuyó a ese descenso -con una producción de solo 28,3 millones de hectolitros, un 20,8% menos que en 2022- al igual que Italia (38,3 millones; -23,2%). Por el contrario, la producción francesa creció un 4,4% respecto al año anterior y alcanzó los 48 millones de hectolitros.
Por último, la OIV destaca que el comercio internacional de vino también se vio muy afectado el año pasado por la subida de los precios. El volumen total de vino exportado cayó a 99,3 millones de hectolitros (-6,3% respecto a 2022) y el valor de esas exportaciones también bajó, aunque en menor medida (-4,7%; 36.000 millones de euros); de hecho, la facturación fue la segunda más alta registrada (por detrás de la de 2022). El precio medio del litro de vino exportado alcanzó un máximo histórico de 3,62 euros por litro (+2%). España fue el segundo exportador mundial en volumen (20,8 millones de hectolitros; -2,9% respecto a 2022) por detrás de Italia (21,4 millones; -1%) y por delante de Francia (12,7 millones; -5,8%). Sin embargo, en valor Francia mantuvo la primera posición (11.937 millones de euros; -2,8%), seguido de Italia (7.735 millones; -0,8%) y España (2.910 millones de euros; -3,2%).
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Actualidad
Desplome del consumo y la producción mundiales de vino en 2023
Según las estimaciones del COI
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El consumo mundial de vino se habría situado en 221 millones de hectolitros en 2023, según las estimaciones de la Organización Mundial de la Viña y el Vino (OIV). De confirmarse ese volumen, supondría una caída del 2,6% respecto a la ya corta cifra del año anterior y sería la más baja desde 1996. El repunte de los costes de producción y distribución, impulsado por las presiones inflacionistas, provocó un aumento de los precios del vino al consumidor, que ya afrontaba una disminución de su poder adquisitivo.
De acuerdo con los datos de la OIV, el consumo mundial de vino está a la baja desde 2018. En 2021, con la relajación de las restricciones derivadas de la pandemia de Covid-19 en 2020, se registró un repunte. Sin embargo, en 2022, las tensiones geopolíticas, en particular el conflicto en Ucrania, y las posteriores crisis energéticas, junto con las interrupciones de la cadena de suministro mundial, dieron lugar a un aumento de los costes de producción y distribución, que a su vez provocaron una subida significativa de los precios para los consumidores, lo que frenó la demanda global. Ese contexto se mantuvo el año pasado, lo que dio lugar a una nueva caída del consumo.
Sin embargo, la evolución del consumo no fue la misma en todos los países. En España, por ejemplo, se registró un ligero incremento del 1,7%, con lo que se elevó a 9,8 millones de hectolitros frente a los 9,6 millones del año anterior (aunque no se recuperaron los 10,3 millones de 2021). También aumentó en Rusia o Brasil. Por el contrario, disminuyó en los principales países consumidores: Estados Unidos, Francia, Italia, Alemania y el Reino Unido.
La producción mundial de vino también fue el año pasado históricamente baja. La OIV estima que se situó en 237 millones de hectolitros, un 9,6% menos que en 2022 y la más corta desde 1961. Las condiciones climáticas extremas y las enfermedades generalizadas afectaron gravemente a muchos viñedos de todo el mundo, favoreciendo este resultado. España fue uno de los países que contribuyó a ese descenso -con una producción de solo 28,3 millones de hectolitros, un 20,8% menos que en 2022- al igual que Italia (38,3 millones; -23,2%). Por el contrario, la producción francesa creció un 4,4% respecto al año anterior y alcanzó los 48 millones de hectolitros.
Por último, la OIV destaca que el comercio internacional de vino también se vio muy afectado el año pasado por la subida de los precios. El volumen total de vino exportado cayó a 99,3 millones de hectolitros (-6,3% respecto a 2022) y el valor de esas exportaciones también bajó, aunque en menor medida (-4,7%; 36.000 millones de euros); de hecho, la facturación fue la segunda más alta registrada (por detrás de la de 2022). El precio medio del litro de vino exportado alcanzó un máximo histórico de 3,62 euros por litro (+2%). España fue el segundo exportador mundial en volumen (20,8 millones de hectolitros; -2,9% respecto a 2022) por detrás de Italia (21,4 millones; -1%) y por delante de Francia (12,7 millones; -5,8%). Sin embargo, en valor Francia mantuvo la primera posición (11.937 millones de euros; -2,8%), seguido de Italia (7.735 millones; -0,8%) y España (2.910 millones de euros; -3,2%).