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Por Caridad Calero

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Diversificar cultivos suele ser una buena idea. Ya sea porque la propia sabiduría popular aconseja no meter todos los huevos en la misma cesta, por la conveniencia de hacer rotaciones de cultivos, porque la PAC suele exigir más de dos cultivos a partir de ciertas hectáreas y porque los nuevos nichos de mercado pueden ofrecer rentabilidades interesantes.


Más allá de la colza o el guisante forrajero disponemos de gran variedad de cultivos alternativos capaces de adaptarse a las diversas condiciones productivas de nuestro país. Son tantos que en este artículo haremos únicamente un repaso de algunos de los cultivos herbáceos anuales más destacados.

 

¿Qué son los cultivos alternativos?

Según la Asociación Española de Economía Agroalimentaria (AEEA), los cultivos alternativos o emergentes son todos aquellos cultivos de reciente introducción que responden a nuevas demandas u oportunidades de mercado. También se incluye a los cultivos tradicionales abandonados o en desuso que se están recuperando por su atractivo comercial.


Nuestro país alberga en la actualidad cultivos de muy distinta naturaleza que han demostrado ser capaces de adaptarse a las diversas condiciones geoclimáticas de España, de generar rentabilidad y de satisfacer las necesidades de los consumidores con demandas nutricionales especiales.

 

Ejemplos de cultivos alternativos

  • Frutas exóticas: aguacate, mango, kiwi, papaya, pitaya, kumquat, caviar cítrico.
  • Hongos: valiosos como la trufa o humildes como la turma o trufa del desierto.
  • Variedades antiguas de trigo.
  • Pseudocereales
  • Herbáceos oleoproteaginosos
  • Cannabáceas como el cáñamo (tanto el industrial como el cultivado para producir THC) y el lúpulo.
  • Adormidera
  • Lavanda, lavandín y otras aromáticas.
  • Jara como fuente de oleorresinas
  • Algarrobo como fuente de materias primas para la industria agroalimentaria.

 

¿Qué aporta la alternancia de cultivos?

Desde el punto de vista agronómico, se puede afirmar que la mayoría de estos cultivos alternativos aportan ventajas muy interesantes, particularmente para llevar a cabo una agricultura sostenible.

 

  • Si bien cada uno tiene sus necesidades propias, se adaptan fácilmente a los diversos tipos de suelos y climas existentes en España. Por ejemplo, la quinoa, la chía o el cáñamo requieren secanos frescos, con cierto aporte de agua durante la germinación ya que las semillas son muy pequeñas.
  • Muchos son compatibles con el ciclo vegetativo de los cultivos principales.
  • No suelen ser muy demandantes de insumos, como agua, fertilizantes o productos fitosanitarios. Esta rusticidad depende del tipo de cultivo: los trigos antiguos agradecen que se les cuide, es necesario un abono específico para asegurar la calidad del aceite o la producción de proteínas en especies como la soja o la camelina, pero muchos de ellos por su rápido crecimiento son muy efectivos a la hora de combatir las malas hierbas y frenar su desarrollo.
  • No suelen suponer una inversión extra en maquinaria, ya pueden utilizarse las sembradoras y cosechadoras diseñadas para los cultivos tradicionales.

 

¿Qué cultivo conviene alternar en España?

A continuación, haremos un breve repaso de los cultivos alternativos herbáceos más importantes.

 

Cereales antiguos

Se trata de variedades que se dejaron de cultivar por su bajo rendimiento o por ser difíciles de transformar por la industria. En los últimos años están recobrando protagonismo gracias al interés de un tipo creciente de consumidores que buscan alimentos con mayor valor nutricional y considerados más “naturales”.

 

Es el caso de las variedades género Triticum: la espelta (T. aestivum ssp. spelta), la escaña menor o einknor (T. monococcum ssp monococcum), o farro, emmer o povía (T. turgidum ssp. dicoccum) entre otros.

 

La espelta en concreto es cereal de secano que se adapta muy bien a climas fríos, secos y duros. Su la rusticidad la convierte en una buena candidata a integrarse en las rotaciones de cultivos en agricultura ecológica. Gracias a su gran vigor de la planta y porte elevado se “cierra” antes el cultivo lo cual ayuda a frenar la proliferación de malas hierbas, una capacidad especialmente valiosa en producción ecológica.

 

Pseudocereales

Aquí entran la quinoa y el amaranto, el trigo sarraceno, el teff, el mijo y el sorgo. Además de sus características agronómicas cabe destacar su valor de cara al mercado de productos sin gluten.

 

La quinoa (Chenopodium quinoa), al ser originaria del altiplano andino, está adaptada a soportar rangos de temperaturas muy extremos. Es algo más exigente en los suelos (francos, con buen drenaje y suficiente materia orgánica) y muy eficiente en el uso de agua. Al ser parientes de malas hierbas como el bledo o el cenizo hecho se ver restringido el uso de ciertos herbicidas selectivos. En este cultivo uno de los puntos complicados es la obtención de semilla certificada, lo cual resulta de crucial importancia en un cultivo muy orientado a la alimentación humana.

 

El trigo sarraceno o alforfón (Fagopyrum esculentum), se considera uno de los principales cultivos de cereales de secano más rentables y resulta el candidato perfecto a la hora de incorporarlo en las rotaciones. Además de su rusticidad, es un cultivo de verano de ciclo corto, que permite sembrarse como segundo cultivo dentro de la misma campaña agrícola y optar así al pago verde de las ayudas de la PAC, ya sea para obtener abono en verde o forraje (tras 1-2 meses) o grano (2 a 4 meses). Hay que tener en cuenta que solo es viable cultivarlo en zonas con lluvias abundantes durante el verano o que dispongan de regadío y que no es resistente a las heladas.

 

Oleaginosas

En este grupo cabe mencionar a especies muy distintas entre sí como son la soja y el cacahuete (familia de las leguminosas), la camelina (crucíferas), el cártamo o alazor (compuestas) y la chía (labiadas).

 

En España, la soja (Glycine max) es un cultivo de verano que necesita una cantidad nada desdeñable de agua, por lo que puede considerarse una alternativa al cultivo de maíz en regadío. Conviene tener en cuenta se trata de una leguminosa, que establece una simbiosis con determinadas bacterias del suelo capaces de fijar nitrógeno atmosférico que no existen en nuestros suelos. Por tanto, es necesario añadirlas durante la siembra o abonar con nitrógeno. Se espera que con el cultivo regular de soja acaben desarrollándose de manera natural poblaciones de esta bacteria en el suelo.  Mientras tanto, el coste de la semilla es caro y las opciones de comercialización son bajas debido a la enorme competencia. Pero cabe la posibilidad de que gane terreno en el futuro dada su enorme demanda tanto para la elaboración de piensos como para consumo humano.

 

La camelina (Camelina sativa)  por su parte es un cultivo de otoño-invierno muy favorable a la hora de incorporarlo a las rotaciones en un ambiente mediterráneo: muy tolerante a las temperaturas extremas, heladas y sequía, resistente a plagas y enfermedades y útil en la lucha contra las malas hierbas. Se emplea mayoritariamente en la producción de biocombustibles. Como coproducto se obtiene harina de camelina, rica en proteínas de alto valor añadido que le hacen muy valiosa para alimentación animal.

 

Por último, el cártamo (Carthamus tinctorius) es una de esas plantas de uso muy antiguo cuyo cultivo se está recuperando actualmente. Tradicionalmente utilizada como tinte vegetal, produce un aceite capaz de competir en calidad con el de girasol. Una de sus mayores cualidades es la gran resistencia a la sequía. Es un cultivo de verano que se siembra de marzo a mayo, ya que es sensible a las bajas temperaturas.

 

¿Son compatibles con lo que ya cultivo?

La compatibilidad puede tener lugar desde distintos puntos de vista.

 

Puede ser temporal, como el caso del trigo sarraceno o el amaranto, cultivos de verano, que pueden formar parte de sistemas de doble cultivo admitidos por la PAC.

 

El cultivo elegido puede formar parte del ecorrégimen “rotación de cultivos con especies mejorantes”, siempre que rote al menos el 50% de la superficie acogida. Además, como mínimo, el 10% de la superficie de tierra de cultivo acogida al ecorrégimen, estará ocupada por especies mejorantes de las cuales, las leguminosas deben representar al menos una superficie equivalente al 5% de la superficie acogida.

 

Desde el punto de vista ambiental, merece la pena citar a la camelina, ya que reúne en una sola especie varias ventajas. Se puede considerar una especie mejorante del suelo, ya que genera rápidamente una cubierta vegetal que protege frente a la erosión y permite la recuperación de suelos degradados. Es capaz además de explorar el suelo a mayor profundidad que los cereales de invierno,  lo que le permite aprovechar nutrientes que de otra manera se lixiviarían. Por si fuera poco, se considera una especie melífera y su floración proporciona polen y néctar a polinizadores al inicio de la primavera, que suele ser un momento crítico de escasez.

 

¿Qué futuro tienen los cultivos alternativos?

Para que un cultivo tenga éxito en un nuevo territorio se tienen que dar tres condiciones: rentabilidad, soporte agronómico y soporte comercial. Por tanto, es imprescindible realizar previamente un estudio que contemple los siguientes puntos:

 

  • La rentabilidad, como factor que engloba al resto y que entendemos como la capacidad de un cultivo para generar beneficios económicos. En otras palabras, el coste de producción debe ser inferior (cuanto más, mejor) a los ingresos obtenidos por la venta de la cosecha.
  • Agronómicamente ya hemos visto que no hay excesivos problemas. Simplemente es necesario asegurarse que se ubiquen en lugares donde el clima, el suelo y la disponibilidad de agua son los adecuados. Son poco exigentes en insumos y no requieren inversión en maquinaria, por lo que los costos a priori no son un problema. Por otra parte, siempre será un punto a favor que el cultivo elegido sea de fácil manejo; en cualquier caso, ya que es nuevo, hay que asegurarse de tener los conocimientos necesarios para sacarlo adelante.
  • Dentro de las cuentas económicas hay que considerar también la existencia de medidas de apoyo por parte de la PAC. Estas buscan favorecer los cultivos de leguminosas autóctonas (veza, yeros, titarros, almortas, alfalfa en secano, etc.) como fuente de proteínas para alimentación animal, ya sea como grano o forrajeras. Muchas de ellas han sido olvidadas históricamente y son lo suficientemente minoritarias como para ser consideradas cultivos alternativos. Los cultivos oleaginosos (girasol, colza, soja, camelina y cártamo) también tienen su correspondiente dotación presupuestaria.
  • Si bien la demanda del mercado para estos cultivos existe y tiene perspectivas de futuro, es importante investigar más a fondo, ya que no es lo mismo satisfacer la demanda de biodiesel, de coproductos para alimentación animal o de superalimentos de moda.   

 

Existe demanda, pero ¿existe industria de transformación?

Aquí surge uno de los principales obstáculos a los que se enfrentan los cultivos alternativos en nuestro país. Según Nieves Aparicio, investigadora del Instituto Tecnológico de Castilla y León (Itacyl) faltan las instalaciones industriales encargadas de realizar la primera transformación (limpiar, procesar, calibrar y envasar) de la materia prima y que añade un primer valor añadido a las producciones. Por ejemplo: el trigo sarraceno se da perfectamente en nuestro territorio, hay demanda local pero no existen peladoras del grano, por lo que acaba importándose de otros países. Ocurre algo similar a la hora de obtener fibra del cáñamo industrial.

 

Frente a la escasez de inversores interesados en esa parte del proceso, la solución puede venir por la asociación entre agricultores para generar una mayor presión o constituirse en cooperativas que puedan acometer la inversión necesaria. Otra opción es establecer un contrato con empresas especializadas en determinados cultivos (es el caso de la camelina, la quinoa, o la adormidera) que suministran la semilla de calidad y la asistencia técnica a lo largo del desarrollo del cultivo.

 

Tu turno

¿Has sembrado alguno de estos cultivos?, ¿cuál ha sido tu experiencia? ,¿estás pensando en hacerlo?

 

Entra en la comunidad para contar tus experiencias o plantear tus dudas. También puedes interactuar en nuestros perfiles de Linkedin y Facebook a través de los comentarios o preguntas.

 

Y ya sabes, si este artículo te ha resultado útil no dudes en compartirlo, que el conocimiento vale mucho más cuando se comparte.

22/08/24 7:08
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Cultivos alternativos para incluir en rotaciones

Una estrategia que responde a demandas de mercado y fomenta la sostenibilidad, adaptándose a las condiciones geoclimáticas en España.

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A paragraph is a self-contained unit of a discourse in writing dealing with a particular point or idea. Paragraphs are usually an expected part of formal writing, used to organize longer prose.

Agricultura

WC - Comunidad - Autor - Fecha

Roberto Gomez

22/08/2024

7 minutos
de lectura
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Por Caridad Calero

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Diversificar cultivos suele ser una buena idea. Ya sea porque la propia sabiduría popular aconseja no meter todos los huevos en la misma cesta, por la conveniencia de hacer rotaciones de cultivos, porque la PAC suele exigir más de dos cultivos a partir de ciertas hectáreas y porque los nuevos nichos de mercado pueden ofrecer rentabilidades interesantes.


Más allá de la colza o el guisante forrajero disponemos de gran variedad de cultivos alternativos capaces de adaptarse a las diversas condiciones productivas de nuestro país. Son tantos que en este artículo haremos únicamente un repaso de algunos de los cultivos herbáceos anuales más destacados.

 

¿Qué son los cultivos alternativos?

Según la Asociación Española de Economía Agroalimentaria (AEEA), los cultivos alternativos o emergentes son todos aquellos cultivos de reciente introducción que responden a nuevas demandas u oportunidades de mercado. También se incluye a los cultivos tradicionales abandonados o en desuso que se están recuperando por su atractivo comercial.


Nuestro país alberga en la actualidad cultivos de muy distinta naturaleza que han demostrado ser capaces de adaptarse a las diversas condiciones geoclimáticas de España, de generar rentabilidad y de satisfacer las necesidades de los consumidores con demandas nutricionales especiales.

 

Ejemplos de cultivos alternativos

  • Frutas exóticas: aguacate, mango, kiwi, papaya, pitaya, kumquat, caviar cítrico.
  • Hongos: valiosos como la trufa o humildes como la turma o trufa del desierto.
  • Variedades antiguas de trigo.
  • Pseudocereales
  • Herbáceos oleoproteaginosos
  • Cannabáceas como el cáñamo (tanto el industrial como el cultivado para producir THC) y el lúpulo.
  • Adormidera
  • Lavanda, lavandín y otras aromáticas.
  • Jara como fuente de oleorresinas
  • Algarrobo como fuente de materias primas para la industria agroalimentaria.

 

¿Qué aporta la alternancia de cultivos?

Desde el punto de vista agronómico, se puede afirmar que la mayoría de estos cultivos alternativos aportan ventajas muy interesantes, particularmente para llevar a cabo una agricultura sostenible.

 

  • Si bien cada uno tiene sus necesidades propias, se adaptan fácilmente a los diversos tipos de suelos y climas existentes en España. Por ejemplo, la quinoa, la chía o el cáñamo requieren secanos frescos, con cierto aporte de agua durante la germinación ya que las semillas son muy pequeñas.
  • Muchos son compatibles con el ciclo vegetativo de los cultivos principales.
  • No suelen ser muy demandantes de insumos, como agua, fertilizantes o productos fitosanitarios. Esta rusticidad depende del tipo de cultivo: los trigos antiguos agradecen que se les cuide, es necesario un abono específico para asegurar la calidad del aceite o la producción de proteínas en especies como la soja o la camelina, pero muchos de ellos por su rápido crecimiento son muy efectivos a la hora de combatir las malas hierbas y frenar su desarrollo.
  • No suelen suponer una inversión extra en maquinaria, ya pueden utilizarse las sembradoras y cosechadoras diseñadas para los cultivos tradicionales.

 

¿Qué cultivo conviene alternar en España?

A continuación, haremos un breve repaso de los cultivos alternativos herbáceos más importantes.

 

Cereales antiguos

Se trata de variedades que se dejaron de cultivar por su bajo rendimiento o por ser difíciles de transformar por la industria. En los últimos años están recobrando protagonismo gracias al interés de un tipo creciente de consumidores que buscan alimentos con mayor valor nutricional y considerados más “naturales”.

 

Es el caso de las variedades género Triticum: la espelta (T. aestivum ssp. spelta), la escaña menor o einknor (T. monococcum ssp monococcum), o farro, emmer o povía (T. turgidum ssp. dicoccum) entre otros.

 

La espelta en concreto es cereal de secano que se adapta muy bien a climas fríos, secos y duros. Su la rusticidad la convierte en una buena candidata a integrarse en las rotaciones de cultivos en agricultura ecológica. Gracias a su gran vigor de la planta y porte elevado se “cierra” antes el cultivo lo cual ayuda a frenar la proliferación de malas hierbas, una capacidad especialmente valiosa en producción ecológica.

 

Pseudocereales

Aquí entran la quinoa y el amaranto, el trigo sarraceno, el teff, el mijo y el sorgo. Además de sus características agronómicas cabe destacar su valor de cara al mercado de productos sin gluten.

 

La quinoa (Chenopodium quinoa), al ser originaria del altiplano andino, está adaptada a soportar rangos de temperaturas muy extremos. Es algo más exigente en los suelos (francos, con buen drenaje y suficiente materia orgánica) y muy eficiente en el uso de agua. Al ser parientes de malas hierbas como el bledo o el cenizo hecho se ver restringido el uso de ciertos herbicidas selectivos. En este cultivo uno de los puntos complicados es la obtención de semilla certificada, lo cual resulta de crucial importancia en un cultivo muy orientado a la alimentación humana.

 

El trigo sarraceno o alforfón (Fagopyrum esculentum), se considera uno de los principales cultivos de cereales de secano más rentables y resulta el candidato perfecto a la hora de incorporarlo en las rotaciones. Además de su rusticidad, es un cultivo de verano de ciclo corto, que permite sembrarse como segundo cultivo dentro de la misma campaña agrícola y optar así al pago verde de las ayudas de la PAC, ya sea para obtener abono en verde o forraje (tras 1-2 meses) o grano (2 a 4 meses). Hay que tener en cuenta que solo es viable cultivarlo en zonas con lluvias abundantes durante el verano o que dispongan de regadío y que no es resistente a las heladas.

 

Oleaginosas

En este grupo cabe mencionar a especies muy distintas entre sí como son la soja y el cacahuete (familia de las leguminosas), la camelina (crucíferas), el cártamo o alazor (compuestas) y la chía (labiadas).

 

En España, la soja (Glycine max) es un cultivo de verano que necesita una cantidad nada desdeñable de agua, por lo que puede considerarse una alternativa al cultivo de maíz en regadío. Conviene tener en cuenta se trata de una leguminosa, que establece una simbiosis con determinadas bacterias del suelo capaces de fijar nitrógeno atmosférico que no existen en nuestros suelos. Por tanto, es necesario añadirlas durante la siembra o abonar con nitrógeno. Se espera que con el cultivo regular de soja acaben desarrollándose de manera natural poblaciones de esta bacteria en el suelo.  Mientras tanto, el coste de la semilla es caro y las opciones de comercialización son bajas debido a la enorme competencia. Pero cabe la posibilidad de que gane terreno en el futuro dada su enorme demanda tanto para la elaboración de piensos como para consumo humano.

 

La camelina (Camelina sativa)  por su parte es un cultivo de otoño-invierno muy favorable a la hora de incorporarlo a las rotaciones en un ambiente mediterráneo: muy tolerante a las temperaturas extremas, heladas y sequía, resistente a plagas y enfermedades y útil en la lucha contra las malas hierbas. Se emplea mayoritariamente en la producción de biocombustibles. Como coproducto se obtiene harina de camelina, rica en proteínas de alto valor añadido que le hacen muy valiosa para alimentación animal.

 

Por último, el cártamo (Carthamus tinctorius) es una de esas plantas de uso muy antiguo cuyo cultivo se está recuperando actualmente. Tradicionalmente utilizada como tinte vegetal, produce un aceite capaz de competir en calidad con el de girasol. Una de sus mayores cualidades es la gran resistencia a la sequía. Es un cultivo de verano que se siembra de marzo a mayo, ya que es sensible a las bajas temperaturas.

 

¿Son compatibles con lo que ya cultivo?

La compatibilidad puede tener lugar desde distintos puntos de vista.

 

Puede ser temporal, como el caso del trigo sarraceno o el amaranto, cultivos de verano, que pueden formar parte de sistemas de doble cultivo admitidos por la PAC.

 

El cultivo elegido puede formar parte del ecorrégimen “rotación de cultivos con especies mejorantes”, siempre que rote al menos el 50% de la superficie acogida. Además, como mínimo, el 10% de la superficie de tierra de cultivo acogida al ecorrégimen, estará ocupada por especies mejorantes de las cuales, las leguminosas deben representar al menos una superficie equivalente al 5% de la superficie acogida.

 

Desde el punto de vista ambiental, merece la pena citar a la camelina, ya que reúne en una sola especie varias ventajas. Se puede considerar una especie mejorante del suelo, ya que genera rápidamente una cubierta vegetal que protege frente a la erosión y permite la recuperación de suelos degradados. Es capaz además de explorar el suelo a mayor profundidad que los cereales de invierno,  lo que le permite aprovechar nutrientes que de otra manera se lixiviarían. Por si fuera poco, se considera una especie melífera y su floración proporciona polen y néctar a polinizadores al inicio de la primavera, que suele ser un momento crítico de escasez.

 

¿Qué futuro tienen los cultivos alternativos?

Para que un cultivo tenga éxito en un nuevo territorio se tienen que dar tres condiciones: rentabilidad, soporte agronómico y soporte comercial. Por tanto, es imprescindible realizar previamente un estudio que contemple los siguientes puntos:

 

  • La rentabilidad, como factor que engloba al resto y que entendemos como la capacidad de un cultivo para generar beneficios económicos. En otras palabras, el coste de producción debe ser inferior (cuanto más, mejor) a los ingresos obtenidos por la venta de la cosecha.
  • Agronómicamente ya hemos visto que no hay excesivos problemas. Simplemente es necesario asegurarse que se ubiquen en lugares donde el clima, el suelo y la disponibilidad de agua son los adecuados. Son poco exigentes en insumos y no requieren inversión en maquinaria, por lo que los costos a priori no son un problema. Por otra parte, siempre será un punto a favor que el cultivo elegido sea de fácil manejo; en cualquier caso, ya que es nuevo, hay que asegurarse de tener los conocimientos necesarios para sacarlo adelante.
  • Dentro de las cuentas económicas hay que considerar también la existencia de medidas de apoyo por parte de la PAC. Estas buscan favorecer los cultivos de leguminosas autóctonas (veza, yeros, titarros, almortas, alfalfa en secano, etc.) como fuente de proteínas para alimentación animal, ya sea como grano o forrajeras. Muchas de ellas han sido olvidadas históricamente y son lo suficientemente minoritarias como para ser consideradas cultivos alternativos. Los cultivos oleaginosos (girasol, colza, soja, camelina y cártamo) también tienen su correspondiente dotación presupuestaria.
  • Si bien la demanda del mercado para estos cultivos existe y tiene perspectivas de futuro, es importante investigar más a fondo, ya que no es lo mismo satisfacer la demanda de biodiesel, de coproductos para alimentación animal o de superalimentos de moda.   

 

Existe demanda, pero ¿existe industria de transformación?

Aquí surge uno de los principales obstáculos a los que se enfrentan los cultivos alternativos en nuestro país. Según Nieves Aparicio, investigadora del Instituto Tecnológico de Castilla y León (Itacyl) faltan las instalaciones industriales encargadas de realizar la primera transformación (limpiar, procesar, calibrar y envasar) de la materia prima y que añade un primer valor añadido a las producciones. Por ejemplo: el trigo sarraceno se da perfectamente en nuestro territorio, hay demanda local pero no existen peladoras del grano, por lo que acaba importándose de otros países. Ocurre algo similar a la hora de obtener fibra del cáñamo industrial.

 

Frente a la escasez de inversores interesados en esa parte del proceso, la solución puede venir por la asociación entre agricultores para generar una mayor presión o constituirse en cooperativas que puedan acometer la inversión necesaria. Otra opción es establecer un contrato con empresas especializadas en determinados cultivos (es el caso de la camelina, la quinoa, o la adormidera) que suministran la semilla de calidad y la asistencia técnica a lo largo del desarrollo del cultivo.

 

Tu turno

¿Has sembrado alguno de estos cultivos?, ¿cuál ha sido tu experiencia? ,¿estás pensando en hacerlo?

 

Entra en la comunidad para contar tus experiencias o plantear tus dudas. También puedes interactuar en nuestros perfiles de Linkedin y Facebook a través de los comentarios o preguntas.

 

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