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Desde que se describió en 1882 la enfermedad de Pierce, que atacaba a las vides en California, su causante Xylella fastidiosa sigue siendo una preocupación importante para la agricultura y el medio ambiente a nivel mundial.
Entre la enormes variedad de plantas a las que afecta se incluyen cultivos agrícolas, ornamentales y forestales. Entre los agrícolas cabe citar el olivo, los frutales, los cítricos y la vid. Por esta razón, para los países del entorno mediterráneo como España, la pérdida de control sobre Xylella supondría un enorme impacto en la economía y el bienestar social, dado que también afecta a los jardines públicos y la vegetación silvestre.
En esta entrada contestamos las principales cuestiones en torno a esta enfermedad, para todos aquellos que quieran entender la problemática y conocer qué se puede hacer para frenarla.
¿Qué es la Xylella?
Xylella fastidiosa (Wells et al.) se considera una de las bacterias más peligrosas del mundo para los vegetales. Se aloja en el xilema de la planta, obstruyendo la circulación del agua y los nutrientes que llegan desde las raíces. Al no llegar agua ni nutrientes a las hojas y brotes, estos se desecan y la planta va debilitándose, llegando incluso a morir.
Aunque normalmente se habla de Xylella fastidiosa, como una sola especie, realmente se han detectado varias subespecies que causan la enfermedad, siendo fastidiosa, pauca, multiplex y sandyi las más frecuentes. Dentro de las subespecies se han identificado además tipos genéticos (en inglés “Sequence Type”) diferentes.
La Xylella fastidiosa afecta a más de 360 especies de plantas hospedantes: cultivadas, ornamentales, forestales y malas hierbas. Cada subespecie y tipo genético puede afectar a plantas diferentes, en zonas con climatología distinta y provocar desde infecciones latentes hasta la muerte de la planta. Así, toda esta enorme variabilidad unida a la dificultad de asociar con certeza los síntomas con la presencia de la bacteria, explican la dificultad de la lucha frente a esta enfermedad.
La Comisión Europea actualiza constantemente la lista de plantas hospedantes susceptibles a cada subespecie de Xylella fastidiosa: actualización plantas hospedantes septiembre 2021
¿Cómo se detecta?
Aunque los síntomas varían mucho de unas plantas hospedantes a otras, al crecer Xylella en el interior de los conductos que distribuyen agua y nutrientes a la planta, se pueden confundir con estrés hídrico, déficit de nutrientes, salinidad, enfermedades fúngicas o plagas. Por si fuera poco, son frecuentes además las infecciones latentes (asintomáticas) que dificultan su detección.
No obstante, el síntoma más característico es el quemado de las hojas y brotes. Las hojas se secan de manera repentina, generalmente en primavera o verano, volviéndose marrón, mientras que los tejidos adyacentes permanecen amarillos o rojizos.
En esta página de la base de datos de la EPPO (European and Mediterranean Plant Protection Organization (EPPO) se puede acceder a un banco de fotos que muestra los síntomas que aparecen en una gran variedad de especies vegetales.
Por otra parte, el análisis de las muestras para confirmar de manera oficial la presencia de la bacteria resulta complejo y lento. Esto se debe a varios motivos: extraer la bacteria del xilema y cultivarla en el laboratorio es especialmente complicado (de ahí el apellido de fastidiosa), la concentración de bacterias en la planta puede ser muy baja y fluctúa a lo largo del año e incluso su distribución puede variar de una rama a otra. Por esta razón las autoridades han de seguir unos protocolos de muestreo específicos que tienen en cuenta los últimos conocimientos científicos sobre la enfermedad.
¿Cómo se transmite esta enfermedad?
Xylella es una bacteria que no es capaz de propagarse en el medio ambiente por sí sola, por contacto, por aire y tampoco a través de unas herramientas contaminadas de poda e injerto.
Esta bacteria necesita la ayuda de insectos vectores para transmitirse de unas plantas a otras. X. fastidiosa se encuentra principalmente en insectos de las familias de cicadélidos, cercópidos y cigarras, los cuales poseen un aparato bucal especializado en atravesar las paredes del xilema para alimentarse de la savia. En concreto, de las 43 especies identificadas en la UE, Neophilaenus campestris y Philaneus spumarius se han identificado como los principales transmisores de la enfermedad.
Xylella se limita a colonizar la parte superior del sistema digestivo del insecto. Al picar una planta infectada, tanto adultos como ninfas absorben la savia que contiene bacterias. Al buscar y picar otras plantas para seguir alimentándose, infectan a las plantas sanas. Afortunadamente, al no colonizar el resto del cuerpo del insecto, Xylella no se transmite a la descendencia.
Estos insectos vectores actúan como transmisores naturales de la enfermedad a corta distancia, ya que su capacidad de vuelo está en torno a los 100 m, aunque pueden llegar a desplazarse grandes distancias ayudados por el viento.
Sin embargo, la bacteria cuenta con un gran aliado para propagarse a largas distancias: el comercio mundial de plantas contaminadas. De hecho, una de las conclusiones principales de un informe elaborado la por Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) es que la principal vía de entrada al territorio europeo, son los vegetales destinados a plantación (excepto las semillas) procedentes de países o zonas en las que la bacteria está presente. También pueden llegar en el interior de los propios insectos vectores infecciosos transportados junto con los envíos de plantas.
Origen y expansión de Xylella fastidiosa
Esta bacteria es originaria del continente americano y su área de distribución principal va desde Canadá hasta Argentina, aunque su distribución no es homogénea. Fuera del continente americano, se ha confirmado la presencia de Xylella en Oriente Medio (Irán e Israel) y Asia (Taiwán).
En Europa, se encuentra principalmente en las regiones con carácter mediterráneo - Italia, donde se detectó por primera vez la enfermedad en 2013, Francia, España y Portugal - aunque ha llegado a Alemania. En esta página se puede consultar el seguimiento de los brotes en diversos países miembros de la UE.
En España se han detectado cuatro brotes: Islas Baleares (noviembre 2016), Alicante (junio 2017), Comunidad de Madrid (abril 2018) y Almería (abril 2018). Actualmente los brotes de Almería y Madrid se consideran erradicados.
En las Islas Baleares se considera que la plaga lleva instalada varios años y su introducción ha tenido múltiples orígenes, por lo que las medidas fitosanitarias adoptadas tienen como principal objetivo la contención de la plaga, tal como marca la normativa.
Por su parte, el brote de Alicante está más delimitado, tanto desde el punto de vista geográfico como biológico (una única subespecie de Xylella encontrada principalmente en almendros y algunas especies silvestres), por lo que se aplica una estrategia de erradicación y control para evitar su propagación. En la actualidad se rigen por la vigésima actualización de las medidas fitosanitarias urgentes de erradicación y control para evitar su propagación.
¿Cómo afecta Xylella a los cultivos?
Xylella fastidiosa es responsable de varias enfermedades con efectos graves en numerosas especies de interés agrícola: la clorosis variegada de los cítricos, la enfermedad de Pierce de la vid, el “phony peach” del melocotonero, el escaldado del ciruelo, el quemado de hojas en otras leñosas y el enanismo de la alfalfa.
Además de causar debilidad, y eventualmente provocar la muerte de la planta, esta produce pocos frutos y de poca calidad. Si añadimos las drásticas las medidas de control – arranque de plantas sanas alrededor de las declaradas enfermas - necesarias para controlar los brotes, se explican los miles de millones de euros de pérdidas económicas causadas por la rápida propagación de Xylella fastidiosa.
¿Cómo se puede controlar?
Según el panel fitosanitario de la EFSA, en la actualidad no se dispone de método alguno para curar las plantas enfermas en su entorno. Se están realizando esfuerzos considerables a distintos niveles para poner en práctica las medidas permitan controlar la propagación de la enfermedad. Se puede decir que es un problema de enorme magnitud en el que cada agente tiene su propio papel: la Unión Europea, los Estados Miembros, las Comunidades Autónomas y, cómo no, los propios agricultores, viveros y centros de jardinería.
1. Control del movimiento y del comercio del material vegetal de zonas infectadas. Siguiendo la normativa europea, por parte de los servicios agrarios de aduanas. Exigencia del pasaporte fitosanitario.
2. Establecimiento de Planes de contingencia nacionales y autonómicos que establecen claramente cómo actuar frente a esta enfermedad. Asignan y movilizan los recursos necesarios, planifican las prospecciones y inspecciones periódicas, los controles en viveros, campañas de comunicación, etc. Establecen el procedimiento a seguir en caso de sospecha de infección y si esta se confirma (aquí puedes consultar dichas acciones más especificadas. https://www.xylella.es/protocolo-de-actuacion/
3. Control de los insectos vectores y eliminación de los vegetales infectados que pueden actuar como reservorio de las bacterias.
4. Buenas prácticas agrícolas a realizar por parte de los agricultores. Para contribuir al control fitosanitario de los insectos vectores y favorecer el mejor estado posible de los cultivos. Incluyen buenas prácticas de gestión del suelo, de la fertilización, el riego, la poda y la gestión de los restos de poda.
Obviamente, resulta fundamental comunicar inmediatamente a las autoridades competentes de la Comunidad Autónoma en materia de Sanidad Vegetal, cualquier sospecha de presencia de la bacteria.
Por su parte, los científicos también están investigando y desarrollando nuevos métodos de control: uso de biopesticidas, mecanismos de resistencia genética, uso de virus que atacan a las bacterias causantes de la enfermedad entre otros.
¿Existe algún tipo de ayuda?
Al margen de los fondos destinados a proyectos investigación a nivel europeo, la Ley de Sanidad Vegetal prevé que los afectados por una plaga determinada, al estar obligados a luchar contra esta, pueden beneficiarse de la asistencia técnica y de las ayudas económicas que se determinen en la norma correspondiente.
Cada una de las comunidades autónomas afectadas es la responsable da aprobar las correspondientes órdenes de ayudas. Estas compensarán a los perjudicados mediante la debida indemnización, cuando las acciones a llevar a cabo supongan la destrucción, deterioro o inutilización de los bienes o propiedades particulares.
Comparte tu conocimiento
Como ya hemos apuntado, luchar contra la Xylella no resulta nada fácil, y requiere el esfuerzo de muchas personas a niveles distintos. El intercambio de la última información científica, la experiencia propia a la hora de combatir la plaga o incluso de presencia de casos puntuales de esta bacteria puede ayudar a otros agricultores a frenar esta preocupante plaga y, hasta cierto punto, proteger sus cultivos.
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¿Qué debes saber sobre Xylella fastidiosa?
Descubre cómo proteger tus cultivos
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Desde que se describió en 1882 la enfermedad de Pierce, que atacaba a las vides en California, su causante Xylella fastidiosa sigue siendo una preocupación importante para la agricultura y el medio ambiente a nivel mundial.
Entre la enormes variedad de plantas a las que afecta se incluyen cultivos agrícolas, ornamentales y forestales. Entre los agrícolas cabe citar el olivo, los frutales, los cítricos y la vid. Por esta razón, para los países del entorno mediterráneo como España, la pérdida de control sobre Xylella supondría un enorme impacto en la economía y el bienestar social, dado que también afecta a los jardines públicos y la vegetación silvestre.
En esta entrada contestamos las principales cuestiones en torno a esta enfermedad, para todos aquellos que quieran entender la problemática y conocer qué se puede hacer para frenarla.
¿Qué es la Xylella?
Xylella fastidiosa (Wells et al.) se considera una de las bacterias más peligrosas del mundo para los vegetales. Se aloja en el xilema de la planta, obstruyendo la circulación del agua y los nutrientes que llegan desde las raíces. Al no llegar agua ni nutrientes a las hojas y brotes, estos se desecan y la planta va debilitándose, llegando incluso a morir.
Aunque normalmente se habla de Xylella fastidiosa, como una sola especie, realmente se han detectado varias subespecies que causan la enfermedad, siendo fastidiosa, pauca, multiplex y sandyi las más frecuentes. Dentro de las subespecies se han identificado además tipos genéticos (en inglés “Sequence Type”) diferentes.
La Xylella fastidiosa afecta a más de 360 especies de plantas hospedantes: cultivadas, ornamentales, forestales y malas hierbas. Cada subespecie y tipo genético puede afectar a plantas diferentes, en zonas con climatología distinta y provocar desde infecciones latentes hasta la muerte de la planta. Así, toda esta enorme variabilidad unida a la dificultad de asociar con certeza los síntomas con la presencia de la bacteria, explican la dificultad de la lucha frente a esta enfermedad.
La Comisión Europea actualiza constantemente la lista de plantas hospedantes susceptibles a cada subespecie de Xylella fastidiosa: actualización plantas hospedantes septiembre 2021
¿Cómo se detecta?
Aunque los síntomas varían mucho de unas plantas hospedantes a otras, al crecer Xylella en el interior de los conductos que distribuyen agua y nutrientes a la planta, se pueden confundir con estrés hídrico, déficit de nutrientes, salinidad, enfermedades fúngicas o plagas. Por si fuera poco, son frecuentes además las infecciones latentes (asintomáticas) que dificultan su detección.
No obstante, el síntoma más característico es el quemado de las hojas y brotes. Las hojas se secan de manera repentina, generalmente en primavera o verano, volviéndose marrón, mientras que los tejidos adyacentes permanecen amarillos o rojizos.
En esta página de la base de datos de la EPPO (European and Mediterranean Plant Protection Organization (EPPO) se puede acceder a un banco de fotos que muestra los síntomas que aparecen en una gran variedad de especies vegetales.
Por otra parte, el análisis de las muestras para confirmar de manera oficial la presencia de la bacteria resulta complejo y lento. Esto se debe a varios motivos: extraer la bacteria del xilema y cultivarla en el laboratorio es especialmente complicado (de ahí el apellido de fastidiosa), la concentración de bacterias en la planta puede ser muy baja y fluctúa a lo largo del año e incluso su distribución puede variar de una rama a otra. Por esta razón las autoridades han de seguir unos protocolos de muestreo específicos que tienen en cuenta los últimos conocimientos científicos sobre la enfermedad.
¿Cómo se transmite esta enfermedad?
Xylella es una bacteria que no es capaz de propagarse en el medio ambiente por sí sola, por contacto, por aire y tampoco a través de unas herramientas contaminadas de poda e injerto.
Esta bacteria necesita la ayuda de insectos vectores para transmitirse de unas plantas a otras. X. fastidiosa se encuentra principalmente en insectos de las familias de cicadélidos, cercópidos y cigarras, los cuales poseen un aparato bucal especializado en atravesar las paredes del xilema para alimentarse de la savia. En concreto, de las 43 especies identificadas en la UE, Neophilaenus campestris y Philaneus spumarius se han identificado como los principales transmisores de la enfermedad.
Xylella se limita a colonizar la parte superior del sistema digestivo del insecto. Al picar una planta infectada, tanto adultos como ninfas absorben la savia que contiene bacterias. Al buscar y picar otras plantas para seguir alimentándose, infectan a las plantas sanas. Afortunadamente, al no colonizar el resto del cuerpo del insecto, Xylella no se transmite a la descendencia.
Estos insectos vectores actúan como transmisores naturales de la enfermedad a corta distancia, ya que su capacidad de vuelo está en torno a los 100 m, aunque pueden llegar a desplazarse grandes distancias ayudados por el viento.
Sin embargo, la bacteria cuenta con un gran aliado para propagarse a largas distancias: el comercio mundial de plantas contaminadas. De hecho, una de las conclusiones principales de un informe elaborado la por Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) es que la principal vía de entrada al territorio europeo, son los vegetales destinados a plantación (excepto las semillas) procedentes de países o zonas en las que la bacteria está presente. También pueden llegar en el interior de los propios insectos vectores infecciosos transportados junto con los envíos de plantas.
Origen y expansión de Xylella fastidiosa
Esta bacteria es originaria del continente americano y su área de distribución principal va desde Canadá hasta Argentina, aunque su distribución no es homogénea. Fuera del continente americano, se ha confirmado la presencia de Xylella en Oriente Medio (Irán e Israel) y Asia (Taiwán).
En Europa, se encuentra principalmente en las regiones con carácter mediterráneo - Italia, donde se detectó por primera vez la enfermedad en 2013, Francia, España y Portugal - aunque ha llegado a Alemania. En esta página se puede consultar el seguimiento de los brotes en diversos países miembros de la UE.
En España se han detectado cuatro brotes: Islas Baleares (noviembre 2016), Alicante (junio 2017), Comunidad de Madrid (abril 2018) y Almería (abril 2018). Actualmente los brotes de Almería y Madrid se consideran erradicados.
En las Islas Baleares se considera que la plaga lleva instalada varios años y su introducción ha tenido múltiples orígenes, por lo que las medidas fitosanitarias adoptadas tienen como principal objetivo la contención de la plaga, tal como marca la normativa.
Por su parte, el brote de Alicante está más delimitado, tanto desde el punto de vista geográfico como biológico (una única subespecie de Xylella encontrada principalmente en almendros y algunas especies silvestres), por lo que se aplica una estrategia de erradicación y control para evitar su propagación. En la actualidad se rigen por la vigésima actualización de las medidas fitosanitarias urgentes de erradicación y control para evitar su propagación.
¿Cómo afecta Xylella a los cultivos?
Xylella fastidiosa es responsable de varias enfermedades con efectos graves en numerosas especies de interés agrícola: la clorosis variegada de los cítricos, la enfermedad de Pierce de la vid, el “phony peach” del melocotonero, el escaldado del ciruelo, el quemado de hojas en otras leñosas y el enanismo de la alfalfa.
Además de causar debilidad, y eventualmente provocar la muerte de la planta, esta produce pocos frutos y de poca calidad. Si añadimos las drásticas las medidas de control – arranque de plantas sanas alrededor de las declaradas enfermas - necesarias para controlar los brotes, se explican los miles de millones de euros de pérdidas económicas causadas por la rápida propagación de Xylella fastidiosa.
¿Cómo se puede controlar?
Según el panel fitosanitario de la EFSA, en la actualidad no se dispone de método alguno para curar las plantas enfermas en su entorno. Se están realizando esfuerzos considerables a distintos niveles para poner en práctica las medidas permitan controlar la propagación de la enfermedad. Se puede decir que es un problema de enorme magnitud en el que cada agente tiene su propio papel: la Unión Europea, los Estados Miembros, las Comunidades Autónomas y, cómo no, los propios agricultores, viveros y centros de jardinería.
1. Control del movimiento y del comercio del material vegetal de zonas infectadas. Siguiendo la normativa europea, por parte de los servicios agrarios de aduanas. Exigencia del pasaporte fitosanitario.
2. Establecimiento de Planes de contingencia nacionales y autonómicos que establecen claramente cómo actuar frente a esta enfermedad. Asignan y movilizan los recursos necesarios, planifican las prospecciones y inspecciones periódicas, los controles en viveros, campañas de comunicación, etc. Establecen el procedimiento a seguir en caso de sospecha de infección y si esta se confirma (aquí puedes consultar dichas acciones más especificadas. https://www.xylella.es/protocolo-de-actuacion/
3. Control de los insectos vectores y eliminación de los vegetales infectados que pueden actuar como reservorio de las bacterias.
4. Buenas prácticas agrícolas a realizar por parte de los agricultores. Para contribuir al control fitosanitario de los insectos vectores y favorecer el mejor estado posible de los cultivos. Incluyen buenas prácticas de gestión del suelo, de la fertilización, el riego, la poda y la gestión de los restos de poda.
Obviamente, resulta fundamental comunicar inmediatamente a las autoridades competentes de la Comunidad Autónoma en materia de Sanidad Vegetal, cualquier sospecha de presencia de la bacteria.
Por su parte, los científicos también están investigando y desarrollando nuevos métodos de control: uso de biopesticidas, mecanismos de resistencia genética, uso de virus que atacan a las bacterias causantes de la enfermedad entre otros.
¿Existe algún tipo de ayuda?
Al margen de los fondos destinados a proyectos investigación a nivel europeo, la Ley de Sanidad Vegetal prevé que los afectados por una plaga determinada, al estar obligados a luchar contra esta, pueden beneficiarse de la asistencia técnica y de las ayudas económicas que se determinen en la norma correspondiente.
Cada una de las comunidades autónomas afectadas es la responsable da aprobar las correspondientes órdenes de ayudas. Estas compensarán a los perjudicados mediante la debida indemnización, cuando las acciones a llevar a cabo supongan la destrucción, deterioro o inutilización de los bienes o propiedades particulares.
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Como ya hemos apuntado, luchar contra la Xylella no resulta nada fácil, y requiere el esfuerzo de muchas personas a niveles distintos. El intercambio de la última información científica, la experiencia propia a la hora de combatir la plaga o incluso de presencia de casos puntuales de esta bacteria puede ayudar a otros agricultores a frenar esta preocupante plaga y, hasta cierto punto, proteger sus cultivos.
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