Notificaciones
Compartir esta publicacion
O si lo prefieres...
Compartir artículo
En cierta ocasión, dos periodistas agroalimentarias explicábamos a una funcionaria de la Comisión de Agricultura de la Unión Europea que una de las principales producciones de los regadíos de Aragón era el alfalfa, que además se exporta a países como Arabia Saudí, Emiratos Árabes, China o Japón... La funcionaria se giró hacia su colega y a media voz sentenció sorprendida: “¡Exportan agua!”.
Y ¿Qué producción no precisa de este preciado recurso, en mayor o menor medida?”.
En 2018, la superficie total de regadío en el mundo rondaba la el 20% de la superficie cultivada. Asia era la región con mayor extensión en regadío, con el 46% del total, aproximadamente, seguida de África, con el 17%, América del Norte, con el 15%, Europa con el 11% y América Latina y el Caribe con el 7% y el 5%, respectivamente.
Según el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, España es el primer país de superficie regada de la Unión Europea, con el 22% de la superficie de la tierra cultivada, y el primero del mundo en número de hectáreas en riego localizado, ya que el 80% de esa superficie regada se gestiona mediante sistemas como la aspersión, los pivotes o el goteo.
Estos datos sirven para apuntar otras cuestiones: la dificultad histórica de España para introducir en la Unión Europea cualquier asunto vinculado con el regadío (los estados del norte de Europa desconocen su importancia para la agricultura mediterránea), y su sana disputa con Israel en el liderazgo mundial tanto en tecnología como en aprovechamiento del agua.
Radiografía del regadío español
El documento que anualmente realiza una radiografía sobre la situación de los regadíos en España es la "Encuesta sobre superficies y rendimientos de cultivos (ESYRCE). Análisis de los sistemas de regadío en España" que elabora el Ministerio de Agricultura. Según este informe, la superficie regada en 2024 fue de 3.730934 hectáreas, un poco superior a la del año anterior pero por debajo de la de 2022, donde se superaron los 3.771.000 hectáreas de superficie. De 2014 a 2024 la extensión regada en España ha aumentado en 125.000 hectáreas, alrededor de un 3% de total.
En total, el regadío supone el 7% de la superficie del país y el 22% del total de las tierras agrarias (3,7 millones de hectáreas frente a los 16 millones de hectáreas cultivables).
Las comunidades autónomas que poseen una mayor superficie de tierras en regadío son Andalucía, que cuenta con casi el 30% del regadío nacional; seguida de Castilla La Mancha, con el 15%; Castilla León y Aragón, que tienen el 11%.
Sin embargo, si comparamos la superficie regada con la extensión total de la comunidad autónoma, la región Murcia es la que cuenta un mayor porcentaje, ya que más del 15% de su territorio es regadío. En el lado opuesto se encuentran aquellas regiones donde el regadío apenas es representativo, como Galicia, el Principado de Asturias, Cantabria y el País Vasco.
La importante inversión en modernización de regadíos que se ha venido realizando en las últimas décadas ha sido decisiva para que más del 80% de la superficie regada en España esté bajo sistemas de riego localizado. En concreto, el tipo de riego más común es el riego por goteo, que es el utilizado en el 58% de la superficie, seguido del riego por aspersión con el 14% y del riego automotriz o pivotes, con casi el 8%. De esta forma, el 19% de la superficie regada en España se hace de forma tradicional, mediante el riego por gravedad, una modalidad más común en las regiones de Aragón, Cataluña, Andalucía y Castilla y León. Asimismo, el riego localizado es más habitual en Andalucía, la aspersión en Castilla León y Aragón y el riego automotriz también es otro de los preferidos en Castilla y León.
Sistemas de riego por cultivos
Por cultivos, el olivar es el que posee más hectáreas en regadío, seguido de los cereales en grano, los frutales no cítricos y el viñedo. Y en cuanto a sistemas, el riego por gravedad es el más usado en cereales y forrajeras, la aspersión y el riego automotriz en tubérculos, leguminosas, cereales y cultivos industriales, y el riego localizado es el más común en frutales (tanto cítricos como no cítricos), en olivar, viñedo y hortalizas, (el 100% de los invernaderos poseen sistemas de riego localizado).
Un dato llamativo del informe sobre la situación de los regadíos en España es cómo en los últimos años el regadío ha aumentado de forma importante en cultivos de alto valor, como el olivar o los frutos secos, se ha mantenido estable en el viñedo y en los frutales (cítricos y no cítricos) y ha descendido en la superficie de maíz. Este análisis refleja claramente la reconversión que se está llevando a cabo de fincas de regadío que han pasado de cultivar cereal a plantar leñosos como el olivar y los frutos secos, principalmente.
El 71% de la producción final vegetal
No obstante, la importancia del regadío en España se plasma cuando se analiza su peso económico en la producción final vegetal. Según el Agrinfo 41, (publicación también del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación), en los años comprendidos entre 2020 y 2022 la producción generada en la superficie de regadío supuso 24.343 millones de euros, de los 34.306 millones de la producción vegetal. De este modo, el 71% del valor que generan los cultivos en España proceden de las 3,7 millones de hectáreas que hay en regadío, mientras que los 12 millones de hectáreas restantes de secano producen el 29% de la producción final vegetal.
Por ello, el regadío en España es fundamental para abastecer de alimentos a la sociedad y como motor económico local. En este sentido, según señala el propio Ministerio de Agricultura, una hectárea de regadío puede producir hasta seis veces más que una de secano, (en el caso de que sea regadío intensivo, puede llegar a equivaler a 40 hectáreas de secano) y la renta agraria para el agricultor de regadío puede llegar a aser cuatro veces superior que la del productor de secano.
Por cultivos, los que producen un mayor valor son las hortalizas, seguidos a distancia de las frutas, los cereales y el olivar.
Precisamente, frutas y hortalizas son los sectores más exportados, (España sigue siendo considerada la huerta de Europa) y además las exportaciones agroalimentarias son las primeras en la balanza comercial nacional. De ahí que sí, gracias al regadío este país es uno de los líderes mundiales en producción y exportación hortofrutícola.
Sin embargo, la importancia del regadío en el territorio no es sólo agrícola o económica, ya que adquiere una mayor dimensión social como elemento vertebrador en el entorno rural, que ayuda a fijar la población en los pueblos que ofrecen más oportunidades gracias a los abastecimientos de agua.
Por último, las externalidades del regadío también tienen su aportación positiva desde el punto de vista ambiental ya que la agricultura favorece la captura de carbono de la atmósfera, prevé el abandono de las tierras, y la erosión y desertización del territorio.
El agua es vida, una afirmación que también se cumple en el regadío español, ya que además de ser más productivo desde el punto de vista económico y social, también es uno de los más modernizados y eficientes del mundo.
Comparte en tus redes sociales
Si lo prefieres, envía el enlace
O comparte por email

Actualidad
El regadío: el agua que se transforma en alimento
España es el país de la Unión Europea con mayor superficie de regadío, siendo el 80% modernizado
HTML Example
A paragraph is a self-contained unit of a discourse in writing dealing with a particular point or idea. Paragraphs are usually an expected part of formal writing, used to organize longer prose.
Plumed Lucas
08/07/2025
En cierta ocasión, dos periodistas agroalimentarias explicábamos a una funcionaria de la Comisión de Agricultura de la Unión Europea que una de las principales producciones de los regadíos de Aragón era el alfalfa, que además se exporta a países como Arabia Saudí, Emiratos Árabes, China o Japón... La funcionaria se giró hacia su colega y a media voz sentenció sorprendida: “¡Exportan agua!”.
Y ¿Qué producción no precisa de este preciado recurso, en mayor o menor medida?”.
En 2018, la superficie total de regadío en el mundo rondaba la el 20% de la superficie cultivada. Asia era la región con mayor extensión en regadío, con el 46% del total, aproximadamente, seguida de África, con el 17%, América del Norte, con el 15%, Europa con el 11% y América Latina y el Caribe con el 7% y el 5%, respectivamente.
Según el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, España es el primer país de superficie regada de la Unión Europea, con el 22% de la superficie de la tierra cultivada, y el primero del mundo en número de hectáreas en riego localizado, ya que el 80% de esa superficie regada se gestiona mediante sistemas como la aspersión, los pivotes o el goteo.
Estos datos sirven para apuntar otras cuestiones: la dificultad histórica de España para introducir en la Unión Europea cualquier asunto vinculado con el regadío (los estados del norte de Europa desconocen su importancia para la agricultura mediterránea), y su sana disputa con Israel en el liderazgo mundial tanto en tecnología como en aprovechamiento del agua.
Radiografía del regadío español
El documento que anualmente realiza una radiografía sobre la situación de los regadíos en España es la "Encuesta sobre superficies y rendimientos de cultivos (ESYRCE). Análisis de los sistemas de regadío en España" que elabora el Ministerio de Agricultura. Según este informe, la superficie regada en 2024 fue de 3.730934 hectáreas, un poco superior a la del año anterior pero por debajo de la de 2022, donde se superaron los 3.771.000 hectáreas de superficie. De 2014 a 2024 la extensión regada en España ha aumentado en 125.000 hectáreas, alrededor de un 3% de total.
En total, el regadío supone el 7% de la superficie del país y el 22% del total de las tierras agrarias (3,7 millones de hectáreas frente a los 16 millones de hectáreas cultivables).
Las comunidades autónomas que poseen una mayor superficie de tierras en regadío son Andalucía, que cuenta con casi el 30% del regadío nacional; seguida de Castilla La Mancha, con el 15%; Castilla León y Aragón, que tienen el 11%.
Sin embargo, si comparamos la superficie regada con la extensión total de la comunidad autónoma, la región Murcia es la que cuenta un mayor porcentaje, ya que más del 15% de su territorio es regadío. En el lado opuesto se encuentran aquellas regiones donde el regadío apenas es representativo, como Galicia, el Principado de Asturias, Cantabria y el País Vasco.
La importante inversión en modernización de regadíos que se ha venido realizando en las últimas décadas ha sido decisiva para que más del 80% de la superficie regada en España esté bajo sistemas de riego localizado. En concreto, el tipo de riego más común es el riego por goteo, que es el utilizado en el 58% de la superficie, seguido del riego por aspersión con el 14% y del riego automotriz o pivotes, con casi el 8%. De esta forma, el 19% de la superficie regada en España se hace de forma tradicional, mediante el riego por gravedad, una modalidad más común en las regiones de Aragón, Cataluña, Andalucía y Castilla y León. Asimismo, el riego localizado es más habitual en Andalucía, la aspersión en Castilla León y Aragón y el riego automotriz también es otro de los preferidos en Castilla y León.
Sistemas de riego por cultivos
Por cultivos, el olivar es el que posee más hectáreas en regadío, seguido de los cereales en grano, los frutales no cítricos y el viñedo. Y en cuanto a sistemas, el riego por gravedad es el más usado en cereales y forrajeras, la aspersión y el riego automotriz en tubérculos, leguminosas, cereales y cultivos industriales, y el riego localizado es el más común en frutales (tanto cítricos como no cítricos), en olivar, viñedo y hortalizas, (el 100% de los invernaderos poseen sistemas de riego localizado).
Un dato llamativo del informe sobre la situación de los regadíos en España es cómo en los últimos años el regadío ha aumentado de forma importante en cultivos de alto valor, como el olivar o los frutos secos, se ha mantenido estable en el viñedo y en los frutales (cítricos y no cítricos) y ha descendido en la superficie de maíz. Este análisis refleja claramente la reconversión que se está llevando a cabo de fincas de regadío que han pasado de cultivar cereal a plantar leñosos como el olivar y los frutos secos, principalmente.
El 71% de la producción final vegetal
No obstante, la importancia del regadío en España se plasma cuando se analiza su peso económico en la producción final vegetal. Según el Agrinfo 41, (publicación también del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación), en los años comprendidos entre 2020 y 2022 la producción generada en la superficie de regadío supuso 24.343 millones de euros, de los 34.306 millones de la producción vegetal. De este modo, el 71% del valor que generan los cultivos en España proceden de las 3,7 millones de hectáreas que hay en regadío, mientras que los 12 millones de hectáreas restantes de secano producen el 29% de la producción final vegetal.
Por ello, el regadío en España es fundamental para abastecer de alimentos a la sociedad y como motor económico local. En este sentido, según señala el propio Ministerio de Agricultura, una hectárea de regadío puede producir hasta seis veces más que una de secano, (en el caso de que sea regadío intensivo, puede llegar a equivaler a 40 hectáreas de secano) y la renta agraria para el agricultor de regadío puede llegar a aser cuatro veces superior que la del productor de secano.
Por cultivos, los que producen un mayor valor son las hortalizas, seguidos a distancia de las frutas, los cereales y el olivar.
Precisamente, frutas y hortalizas son los sectores más exportados, (España sigue siendo considerada la huerta de Europa) y además las exportaciones agroalimentarias son las primeras en la balanza comercial nacional. De ahí que sí, gracias al regadío este país es uno de los líderes mundiales en producción y exportación hortofrutícola.
Sin embargo, la importancia del regadío en el territorio no es sólo agrícola o económica, ya que adquiere una mayor dimensión social como elemento vertebrador en el entorno rural, que ayuda a fijar la población en los pueblos que ofrecen más oportunidades gracias a los abastecimientos de agua.
Por último, las externalidades del regadío también tienen su aportación positiva desde el punto de vista ambiental ya que la agricultura favorece la captura de carbono de la atmósfera, prevé el abandono de las tierras, y la erosión y desertización del territorio.
El agua es vida, una afirmación que también se cumple en el regadío español, ya que además de ser más productivo desde el punto de vista económico y social, también es uno de los más modernizados y eficientes del mundo.
Noticias relacionadas