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La gripe aviar, una enfermedad también conocida como H5N1 o HPAI (influenza aviar altamente patógena) es desde hace años tristemente célebre a nivel mundial. En fechas más cercanas, su impacto ha sido especialmente grave desde 2022, ya que en EEUU más de 100 millones de gallinas ponedoras han sido sacrificadas con objeto de controlar la propagación de este virus… ¿qué podemos aprender de esta circunstancia?

 

El impacto de la entrada de la influenza en una granja es directo y drástico: si un ave da positivo, todos los animales de la granja deben ser sacrificados para detener la propagación del virus. Y si queremos tener un orden de magnitud sobre lo ocurrido en EEUU, los 100 millones de gallinas (de una cabaña total previa a la expansión del virus de 320 millones de ponedoras) suponen más del doble que toda la cabaña española actual, que alcanza los 48 millones de ponedoras.

 

Pero apuntemos una fecha clave, finales de 2024, momento en el que la gripe aviar “saltó” a los medios de comunicación debido a que el sacrificio de los animales empezó a tener efecto en el día a día de la sociedad estadounidense. Mike Wilson, editor ejecutivo senior de la revista Farm Progress nos lo explica claramente: “Desde diciembre de 2024 se han sacrificado millones de aves en EE.UU, ya que el brote afectó a granjas de producción de huevos desde Iowa hasta California y Carolina del Norte. Este hecho llevó a diversas tiendas de alimentación a limitar las compras de huevos y a los restaurantes en los que se incorporaban en la carta a añadir costes extra”

 

Lo que se ha producido es ni más ni menos que un ejemplo “de libro” de la Ley de la oferta y la demanda, ya que menos gallinas produciendo implica menos huevos disponibles en el mercado y por tanto los que se venden, son más caros…pero pongamos cifras. El aumento del precio de los huevos en enero de 2025 fue de más del 15% en comparación con el mes anterior, y del 55% con respecto mismo mes del 2024, alcanzando el precio promedio por docena a nivel nacional los 6.15 dólares.

 

¿Cómo ha actuado el gobierno estadounidense antes esta situación? Para compensar la escasez de huevos y los altos precios, se tomaron dos medidas inminentes. Por un lado, incrementó las importaciones de huevos del exterior del país y por otro aumentó el apoyo a los agricultores avícolas. El objetivo que se marcaron era importar entre 70 millones y 100 millones de huevos venidos principalmente de Turquía, Brasil y Corea del Sur. Irónicamente, los aranceles propuestos por la administración Trump afectan a estas importaciones, según comenta Mike Wilson “Un arancel base de EEUU del 10% afectaría las importaciones de Turquía y Brasil, mientras que Corea del Sur enfrenta un arancel del 26%, según cifras publicadas por la Casa Blanca”.  

 

Por otro lado, EEUU está tomando medidas complementarias para controlar la enfermedad, aunque las aves migratorias que sirven de vector de la enfermedad lo ponen difícil. La clave es aumentar la bioseguridad con medidas como el mallado de parques, control de roedores, desinfección de equipos o control más exhaustivo del acceso de personas a granjas. Bioseguridad, detección temprana y respuesta rápida, estas son las herramientas con las que cuentan los avicultores estadounidenses en su lucha.

 

¿Cómo viven los productores españoles esta situación?

 

Según fuentes del sector, los productores españoles están totalmente mentalizados en la lucha contra la influenza, al fin y al cabo, es muy nuestro el dicho “cuando las barbas del vecino veas pelar…”, por lo que el trabajo que desarrollan en materia de bioseguridad de las explotaciones es ejemplar. Eso sí, saben que no se puede bajar la guardia, porque como ocurre como con un portero de fútbol, un solo fallo es un gol y aunque el resto del partido haya sido perfecto, este hecho puede ser fatal para el balance final.También son conscientes de que desde mayo el riesgo se reduce algo debido al aumento de las temperaturas que afectan a la expansión del virus, pero ellos siguen recibiendo comunicados en los que se conciencia a las empresas sobre el riesgo.

 

Pero si se pregunta a los productores, su principal preocupación para asegurar el abastecimiento del mercado no parece que esté en el control de la bioseguridad, sino en la adaptación de sus granjas a los sistemas de producción alternativos. La normativa de bienestar animal marca que se transformen unos 50 millones de plazas que actualmente están en jaulas, algo que supone tiempo… pero sobre todo dinero.

 

Las mayores necesidades de bienestar animal y las limitaciones provocadas por la legislación implican costes que tendrá que asumir el consumidor, pero ya hay una presión importante para llevarlos a cabo desde los puntos de venta.

 

Los avicultores son conscientes de que esta coyuntura de cambio de sistemas de producción es un reto y a la vez una oportunidad ya que los sistemas alternativos pueden ser una vía para conseguir mejores precios. Eso sí, las altas inversiones necesarias en un momento como el actual en el que los mercados son volátiles, implican altos riesgos financieros, aunque también es cierto que las épocas de mercados crecientes son buenos momentos para esos cambios…

 

¿Estamos en una situación volátil o expansiva?

 

Para responder a esta pregunta, nadie mejor que INPROVO, la Organización Interprofesional del Huevo y sus Productos. Según esta entidad, la llegada de Donald Trump a la actual presidencia estadounidense ha puesto en marcha toda una revolución en el comercio mundial, cambiando en pocos meses (desde una política proteccionista) el paradigma establecido que conocíamos en las relaciones económicas y geopolíticas…pero en su opinión el huevo no se verá afectado directamente por este hecho.

 

Es más, desde INPROVO toman como referencia el Informe de Perspectiva a medio plazo de la UE sobre de los mercados y los ingresos agrícolas para los próximos años (2024-2035). En él se ven tendencias positivas para el huevo y aunque no es un informe de previsiones, muestra la evolución previsible en el medio plazo sin cambios en la coyuntura actual “Las cifras reflejan un ligero aumento en la producción, un 0,3% de media anual en los 10 próximos años, por debajo del 1% anual en la década anterior”

 

Y también prevén que crezca el consumo hasta el 2035 (un 0,3% anual, frente al 0,9% de aumento por año entre 2014 y 2024) “El consumo pasaría de 13,6 kg per cápita de media en 2024 a los 14,2 kg por cápita en 2035. El huevo y la carne de ave son los dos únicos alimentos de origen animal que aumentan producción y consumo en la próxima década”  

 

¿Qué marcará el futuro del huevo en la UE?

 

Los principales retos que los productores avícolas deberán afrontar para asegurar el abastecimiento posiblemente no sean técnicos, sino fruto de políticas y regulaciones internacionales.

 

En una coyuntura definida por la implantación de barreras comerciales en distintas áreas comerciales, la nueva Comisión Europea incluye en su documento de “Visión para la agricultura de la UE” el objetivo de garantizar la soberanía alimentaria en su territorio. Como medida para reducir el riesgo de desabastecimiento o carestía está la negociación de acuerdos de libre comercio, que abre oportunidades, reduce vulnerabilidades y riesgos geopolíticos. Ya hay avances con MERCOSUR, Ucrania, India, Vietnam y Tailandia, entre otros, pero habrá que tener temas importantes en cuenta ya que los huevos y ovoproductos de países terceros hasta ahora no están obligados a producir con las mismas condiciones que impone la UE a sus productores. Por eso, según INPROVO “es esencial que la UE exija reciprocidad en las importaciones a la UE, para mejorar la competitividad de los productos comunitarios y ampliar sus objetivos de sostenibilidad a otros socios comerciales, como se indica en el documento -Visión de la Agricultura-”.

 

En otro orden de cosas, las políticas de reducción de emisiones y del impacto ambiental de la ganadería avanzan, mejorando la eficiencia y la sostenibilidad de la producción ganadera comunitaria y mitigando sus efectos negativos. La Directiva de emisiones industriales obliga a las granjas de más de 12.500 aves ponedoras a tener la autorización ambiental integrada y usar las mejores técnicas disponibles. Las condiciones para solicitar permiso para cambios relevantes en las instalaciones, y la dificultad de obtenerlos anticipan la limitación de la capacidad de las instalaciones y cierta estabilización del censo. Otra de las normas para mitigar el impacto ambiental es el Reglamento de deforestación, que puede además dificultar el aprovisionamiento de soja para la alimentación animal. “Las políticas de imposición de aranceles podrían incrementar también los costes de los equipamientos, suministros, tecnología, productos de sanidad animal, aditivos, genética y otros insumos necesarios para la producción. Es otra de las amenazas al sector” comentan desde INPROVO.

 

Fuentes del sector también aportan que, actualmente, los costes de producción relativos al alimento de los animales (como son el maíz y la soja) se mantiene en cotas razonables, pero la maquinaria, la luz, los repuestos…todo lo demás se les ha disparado. El potencial de la tecnología en la cadena de producción del huevo es clave, no sólo para la gestión de pedidos más eficiente, sino también para evitar estuches con faltas de huevo, y la automatización de las granjas está en cotas máximas, llegando el caso de que el huevo no se toca casi desde la gallina al envase.

 

¿Cómo están respondiendo los consumidores y los mercados a los cambios en la disponibilidad de huevos?

 

En España, el consumo de huevos en hogares ha aumentado significativamente en los últimos meses, comparado con otros alimentos de la cesta de la compra (en 2023 un 8,2% y en 2024 un 4,2%), según los datos del MAPA. Es un alimento básico, además de versátil, integrado en la dieta habitual y se considera que tiene una excelente relación calidad nutritiva/precio.

 

El aumento de precio de los alimentos se traduce en cambios en el hábito de compra: cae la demanda de los de mayor valor, y sube la de los más asequibles. En el caso de los huevos, se consumen cada vez más huevos de menor tamaño (M), frente al L y XL, más caros. También se sustituyen entre sí los sistemas de producción. Uno de cada tres consumidores busca alternativas más económicas a los huevos ecológicos y camperos, y se venden más los de gallinas sueltas en el gallinero y de jaulas acondicionadas. También la marca de la distribución gana cuota respecto a la del productor, por su menor precio.

 

En conclusión, el sector del huevo afronta el futuro con cierta incertidumbre, debida a las amenazas económicas, sanitarias, regulatorias y geopolíticas. Pero la imagen del huevo es positiva entre los consumidores y hay expectativas de mayor producción y consumo. Cómo vayan evolucionando las amenazas y su efecto en las decisiones de productores y consumidores definirá el futuro del sector en la próxima década.   

 

Eso sí, la bioseguridad es la piedra angular de todo…y si no que se lo pregunten a los avicultores estadounidenses.

 

17/06/25 6:57
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Demanda mundial de huevos

¿Qué nos enseña el desabastecimiento ocurrido en EEUU?

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Avicultura, Comercio y mercado, Sanidad animal

WC - Comunidad - Autor - Fecha

Jesús López Colmenarejo

17/06/2025

6 minutos
de lectura
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La gripe aviar, una enfermedad también conocida como H5N1 o HPAI (influenza aviar altamente patógena) es desde hace años tristemente célebre a nivel mundial. En fechas más cercanas, su impacto ha sido especialmente grave desde 2022, ya que en EEUU más de 100 millones de gallinas ponedoras han sido sacrificadas con objeto de controlar la propagación de este virus… ¿qué podemos aprender de esta circunstancia?

 

El impacto de la entrada de la influenza en una granja es directo y drástico: si un ave da positivo, todos los animales de la granja deben ser sacrificados para detener la propagación del virus. Y si queremos tener un orden de magnitud sobre lo ocurrido en EEUU, los 100 millones de gallinas (de una cabaña total previa a la expansión del virus de 320 millones de ponedoras) suponen más del doble que toda la cabaña española actual, que alcanza los 48 millones de ponedoras.

 

Pero apuntemos una fecha clave, finales de 2024, momento en el que la gripe aviar “saltó” a los medios de comunicación debido a que el sacrificio de los animales empezó a tener efecto en el día a día de la sociedad estadounidense. Mike Wilson, editor ejecutivo senior de la revista Farm Progress nos lo explica claramente: “Desde diciembre de 2024 se han sacrificado millones de aves en EE.UU, ya que el brote afectó a granjas de producción de huevos desde Iowa hasta California y Carolina del Norte. Este hecho llevó a diversas tiendas de alimentación a limitar las compras de huevos y a los restaurantes en los que se incorporaban en la carta a añadir costes extra”

 

Lo que se ha producido es ni más ni menos que un ejemplo “de libro” de la Ley de la oferta y la demanda, ya que menos gallinas produciendo implica menos huevos disponibles en el mercado y por tanto los que se venden, son más caros…pero pongamos cifras. El aumento del precio de los huevos en enero de 2025 fue de más del 15% en comparación con el mes anterior, y del 55% con respecto mismo mes del 2024, alcanzando el precio promedio por docena a nivel nacional los 6.15 dólares.

 

¿Cómo ha actuado el gobierno estadounidense antes esta situación? Para compensar la escasez de huevos y los altos precios, se tomaron dos medidas inminentes. Por un lado, incrementó las importaciones de huevos del exterior del país y por otro aumentó el apoyo a los agricultores avícolas. El objetivo que se marcaron era importar entre 70 millones y 100 millones de huevos venidos principalmente de Turquía, Brasil y Corea del Sur. Irónicamente, los aranceles propuestos por la administración Trump afectan a estas importaciones, según comenta Mike Wilson “Un arancel base de EEUU del 10% afectaría las importaciones de Turquía y Brasil, mientras que Corea del Sur enfrenta un arancel del 26%, según cifras publicadas por la Casa Blanca”.  

 

Por otro lado, EEUU está tomando medidas complementarias para controlar la enfermedad, aunque las aves migratorias que sirven de vector de la enfermedad lo ponen difícil. La clave es aumentar la bioseguridad con medidas como el mallado de parques, control de roedores, desinfección de equipos o control más exhaustivo del acceso de personas a granjas. Bioseguridad, detección temprana y respuesta rápida, estas son las herramientas con las que cuentan los avicultores estadounidenses en su lucha.

 

¿Cómo viven los productores españoles esta situación?

 

Según fuentes del sector, los productores españoles están totalmente mentalizados en la lucha contra la influenza, al fin y al cabo, es muy nuestro el dicho “cuando las barbas del vecino veas pelar…”, por lo que el trabajo que desarrollan en materia de bioseguridad de las explotaciones es ejemplar. Eso sí, saben que no se puede bajar la guardia, porque como ocurre como con un portero de fútbol, un solo fallo es un gol y aunque el resto del partido haya sido perfecto, este hecho puede ser fatal para el balance final.También son conscientes de que desde mayo el riesgo se reduce algo debido al aumento de las temperaturas que afectan a la expansión del virus, pero ellos siguen recibiendo comunicados en los que se conciencia a las empresas sobre el riesgo.

 

Pero si se pregunta a los productores, su principal preocupación para asegurar el abastecimiento del mercado no parece que esté en el control de la bioseguridad, sino en la adaptación de sus granjas a los sistemas de producción alternativos. La normativa de bienestar animal marca que se transformen unos 50 millones de plazas que actualmente están en jaulas, algo que supone tiempo… pero sobre todo dinero.

 

Las mayores necesidades de bienestar animal y las limitaciones provocadas por la legislación implican costes que tendrá que asumir el consumidor, pero ya hay una presión importante para llevarlos a cabo desde los puntos de venta.

 

Los avicultores son conscientes de que esta coyuntura de cambio de sistemas de producción es un reto y a la vez una oportunidad ya que los sistemas alternativos pueden ser una vía para conseguir mejores precios. Eso sí, las altas inversiones necesarias en un momento como el actual en el que los mercados son volátiles, implican altos riesgos financieros, aunque también es cierto que las épocas de mercados crecientes son buenos momentos para esos cambios…

 

¿Estamos en una situación volátil o expansiva?

 

Para responder a esta pregunta, nadie mejor que INPROVO, la Organización Interprofesional del Huevo y sus Productos. Según esta entidad, la llegada de Donald Trump a la actual presidencia estadounidense ha puesto en marcha toda una revolución en el comercio mundial, cambiando en pocos meses (desde una política proteccionista) el paradigma establecido que conocíamos en las relaciones económicas y geopolíticas…pero en su opinión el huevo no se verá afectado directamente por este hecho.

 

Es más, desde INPROVO toman como referencia el Informe de Perspectiva a medio plazo de la UE sobre de los mercados y los ingresos agrícolas para los próximos años (2024-2035). En él se ven tendencias positivas para el huevo y aunque no es un informe de previsiones, muestra la evolución previsible en el medio plazo sin cambios en la coyuntura actual “Las cifras reflejan un ligero aumento en la producción, un 0,3% de media anual en los 10 próximos años, por debajo del 1% anual en la década anterior”

 

Y también prevén que crezca el consumo hasta el 2035 (un 0,3% anual, frente al 0,9% de aumento por año entre 2014 y 2024) “El consumo pasaría de 13,6 kg per cápita de media en 2024 a los 14,2 kg por cápita en 2035. El huevo y la carne de ave son los dos únicos alimentos de origen animal que aumentan producción y consumo en la próxima década”  

 

¿Qué marcará el futuro del huevo en la UE?

 

Los principales retos que los productores avícolas deberán afrontar para asegurar el abastecimiento posiblemente no sean técnicos, sino fruto de políticas y regulaciones internacionales.

 

En una coyuntura definida por la implantación de barreras comerciales en distintas áreas comerciales, la nueva Comisión Europea incluye en su documento de “Visión para la agricultura de la UE” el objetivo de garantizar la soberanía alimentaria en su territorio. Como medida para reducir el riesgo de desabastecimiento o carestía está la negociación de acuerdos de libre comercio, que abre oportunidades, reduce vulnerabilidades y riesgos geopolíticos. Ya hay avances con MERCOSUR, Ucrania, India, Vietnam y Tailandia, entre otros, pero habrá que tener temas importantes en cuenta ya que los huevos y ovoproductos de países terceros hasta ahora no están obligados a producir con las mismas condiciones que impone la UE a sus productores. Por eso, según INPROVO “es esencial que la UE exija reciprocidad en las importaciones a la UE, para mejorar la competitividad de los productos comunitarios y ampliar sus objetivos de sostenibilidad a otros socios comerciales, como se indica en el documento -Visión de la Agricultura-”.

 

En otro orden de cosas, las políticas de reducción de emisiones y del impacto ambiental de la ganadería avanzan, mejorando la eficiencia y la sostenibilidad de la producción ganadera comunitaria y mitigando sus efectos negativos. La Directiva de emisiones industriales obliga a las granjas de más de 12.500 aves ponedoras a tener la autorización ambiental integrada y usar las mejores técnicas disponibles. Las condiciones para solicitar permiso para cambios relevantes en las instalaciones, y la dificultad de obtenerlos anticipan la limitación de la capacidad de las instalaciones y cierta estabilización del censo. Otra de las normas para mitigar el impacto ambiental es el Reglamento de deforestación, que puede además dificultar el aprovisionamiento de soja para la alimentación animal. “Las políticas de imposición de aranceles podrían incrementar también los costes de los equipamientos, suministros, tecnología, productos de sanidad animal, aditivos, genética y otros insumos necesarios para la producción. Es otra de las amenazas al sector” comentan desde INPROVO.

 

Fuentes del sector también aportan que, actualmente, los costes de producción relativos al alimento de los animales (como son el maíz y la soja) se mantiene en cotas razonables, pero la maquinaria, la luz, los repuestos…todo lo demás se les ha disparado. El potencial de la tecnología en la cadena de producción del huevo es clave, no sólo para la gestión de pedidos más eficiente, sino también para evitar estuches con faltas de huevo, y la automatización de las granjas está en cotas máximas, llegando el caso de que el huevo no se toca casi desde la gallina al envase.

 

¿Cómo están respondiendo los consumidores y los mercados a los cambios en la disponibilidad de huevos?

 

En España, el consumo de huevos en hogares ha aumentado significativamente en los últimos meses, comparado con otros alimentos de la cesta de la compra (en 2023 un 8,2% y en 2024 un 4,2%), según los datos del MAPA. Es un alimento básico, además de versátil, integrado en la dieta habitual y se considera que tiene una excelente relación calidad nutritiva/precio.

 

El aumento de precio de los alimentos se traduce en cambios en el hábito de compra: cae la demanda de los de mayor valor, y sube la de los más asequibles. En el caso de los huevos, se consumen cada vez más huevos de menor tamaño (M), frente al L y XL, más caros. También se sustituyen entre sí los sistemas de producción. Uno de cada tres consumidores busca alternativas más económicas a los huevos ecológicos y camperos, y se venden más los de gallinas sueltas en el gallinero y de jaulas acondicionadas. También la marca de la distribución gana cuota respecto a la del productor, por su menor precio.

 

En conclusión, el sector del huevo afronta el futuro con cierta incertidumbre, debida a las amenazas económicas, sanitarias, regulatorias y geopolíticas. Pero la imagen del huevo es positiva entre los consumidores y hay expectativas de mayor producción y consumo. Cómo vayan evolucionando las amenazas y su efecto en las decisiones de productores y consumidores definirá el futuro del sector en la próxima década.   

 

Eso sí, la bioseguridad es la piedra angular de todo…y si no que se lo pregunten a los avicultores estadounidenses.

 

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